1. Qué cuñada!


    Fecha: 04/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... baño a buscar a otra gente.
    
    Así lo hizo, y cuando entraron, otro joven que estaba ahí me dijo : - busca a alguien- Contesté afirmativamente, y le dije que era a una chica de un vestidito rojo...- no acabé de decirle cuando me indicó, que la había visto irse hacia la barra, con un chico.
    
    No pude aguantar y fui hacia la barra, y tampoco la vi, por lo que me regresé y tratando de preguntarle al joven sobre ella, sólo me dijo - la vi que iba hacia allá, pero no a la barra, sino por esa puerta, que está al lado de la barra. Sentí que el calor me subió a la cabeza, y no sabía qué hacer, meterme a ese lugar o esperar a mi esposa. El tiempo se hizo eterno, ya que mi esposa no salía del baño.
    
    Al salir (casi quince minutos más tarde), le indiqué que fuéramos a la mesa que al parecer ya sabía dónde estaba - sin alarmarla -. Ella obedeció y cuando la puse en el banquillo, le indiqué me esperara ahí. Con intranquilidad, pero pensativo, me dirigí al lugar donde me dijeron se había metido. Al acercarme, noté que era prácticamente imposible entrar, ya que existía una puerta intermedia que debía abrirse desde adentro, y mi incomodidad era total.
    
    El mesero al verme ahí cerca, me preguntó qué deseaba a lo que sin saber qué decir, sólo pregunté _ no ha visto a una chica de una minifalda roja que estaba por aquí-. El mesero viéndome, preguntó: - es algo de usted - y yo sólo contesté - sí, mi cuñada- El mesero, pensó mucho tiempo, y acercándose a mí. Me dijo - si la vimos por aquí... ...
    ... pero estaba con el dueño de la disco... y ya no les vimos después - me volvía loco nada más de pensar que estuviera cogiendo con otro que no fuera yo, y que su culo fuera penetrado antes de que lo pudiera hacer yo. No me imaginaba a mi cuñada dando una soberana mamada a otra verga que no fuera la mía, y sobre todo, no me imaginaba pidiendo a gritos la follaran toda la noche, antes de que me lo dijera a mí... a mí que soy su cuñado.
    
    Daba vueltas y vueltas, desesperándome más y más, sin obtener una respuesta clara a mis actitudes. En ese momento veo que sale un hombre de la puerta donde me dijeron que la había visto entrar, y no supe qué hacer nuevamente. Era un hombre joven, alto, como de 1.90 de estatura, cejas pobladas, con cuerpo atlético, y su cabello embarrado a su cabeza con una coleta larga que casi le llegaba a media espalda. Su camisa abierta hasta medio pecho dejaba ver una cadena gruesa de oro y en sus muñecas, unas pulseras sumamente ostentosas de oro, anillos y un puro Cohíba encendido.
    
    Imagine todo lo peor, a mi Julieta comiéndole su verga y engulléndose todo su semen hasta no dejar nada. Imaginaba ese culito que deseaba para mí, enculado por ese hombre, y sus tetas, manoseadas hasta el cansancio por esas manazas. No me imaginaba a mi Julieta, gritando de placer y gruñendo más y más en cada embestida de ese hombre. Mi mente se volvía loca y no aclaraba nada.
    
    Vi tan tranquilo a ese hombre que no podía concebir nada más. Imaginaba todo lo peor y me sentí ...
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