El Profesor (Parte 3) - Relatos Eróticos

El Profesor (Parte 3)

... cabañas y habitaciones, fuimos a hacer una fogata en la playa para pasar el rato. Un chico llevó una guitarra y comenzamos a cantar las típicas canciones de fogata. No sé cómo, pero la guitarra llegó a las manos de Rocco y comenzó a cantar a todo pulmón. Todos quedamos impresionados con su calidad vocal y con la manera que tocaba el instrumento. -Deberías hacer covers en youtube –le dijo su compañero cuando le devolvió la guitarra. Así continuó hasta que se hizo muy tarde. Todos estábamos cansados por el viaje, así que apagamos la fogata y nos fuimos a dormir. Con los apoderados guardamos las cosas dentro de mi cabaña, para luego cerrar he irme a la habitación junto con Rocco. Las camas las habíamos juntado para hacer una grande. Aún hacía calor, por lo que estábamos desnudos sobre la cama mirando al techo. El aire entraba por las ventanas y acariciaban nuestra piel refrescándolos. Cuándo me giré lo descubrí viéndome con una hermosa sonrisa. Estiré mi mano y acaricié su mejilla. Con mi dedo acaricié su nariz y rocé sus labios. En un parpadeo atrapó mi dedo y lo succionó dándome una erótica mirada. Me encantaban los hoyuelos que se le formaban en sus mejillas cuando succionaba o sonreía. Lo tomé de la nuca y lo besé lentamente. Era un privilegio sentir sus labios y probar su lengua. Dio un salto y se sentó sobre mí. Su culo hizo contacto con mi bulto y comenzó a mover la cadera lentamente. Mis manos se metieron bajo su ropa e hicieron contacto con su suave piel. De su cuerpo ...

... aún salía olor a jabón cuando levantó sus brazos en el momento acaricié su costado y axilas. Gimió cuando pellizqué sus tetillas, pero lo hizo más intenso cuando levanté su ropa y las succioné. Al cabo de un rato decidió descender y acercarse a mi paquete. No llevaba el bóxer puesto, por lo que toda la longitud de mi verga quedaba dibujaba en 3D sobre la tela del pantalón. Abrió su boca y le dio un ligero mordisco por sobre la tela. Gemí. Luego, desabrochó mi pantalón y, sin siquiera preguntarme, los bajó completamente. Mi pene se irguió y fue rápidamente capturado por su mano. Me encantaba la forma en que su mano envolvía mi pene, y la manera con que lo miraba. Se acercó a mi glande y le depositó un beso en la punta sin apartar los ojos de los míos. Mi cadera se movió como acto reflejo, intentando hundirle todo mi miembro hasta la garganta. -Hoy será el día en que me la trague completa –dijo. No era una pregunta, sino que una afirmación. Abrió la boca y comenzó a saborear. Su interior ardía en llamas, arrancándome deliciosas sensaciones. A pesar de su esfuerzo, no lograba meterse más de lo que ya habíamos intentado anteriormente. Pero no se rendía, causando que me colocara a gemir como poseso. Sus ojos se inyectaron de sangre por el esfuerzo, y poco a poco comenzaron a humedecerse. -Intentemos otra posición –le sugerí. Me levanté de la cama con mi verga llena de su saliva y apuntando a techo de forma amenazadora. Le indiqué a Rocco que se acostara de espalda y dejara parte de ...