Entre Mis Dedos (Mis Inicios Pt. II)
Fecha: 05/09/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: AndyStories, Fuente: TodoRelatos
Habían pasado unos meses desde aquella noche en la que esa curiosidad me invadió y descubrí mi propio cuerpo, curiosidad que no me había abandonado desde entonces, solo había cambiado de forma.
Me exploraba a solas de vez en cuando, y lo llegaba a hablar con mis amigas. Pero lo mantenía en secreto de Diego, mi primer novio. Llevábamos apenas 3 meses, me lo había pedido en diciembre, y nuestra relación no era nada más que besos tímidos y mensajes a escondidas, lo típico para nuestra edad.
Un día fueron unas personas de la Secretaría de Salud a dar una charla de educación sexual, y entre las típicas risas de mis compañeros, nos contaron que a nuestra edad solíamos tener nuestras primeras experiencias sexuales, y nos hablaron de todo: enfermedades, infecciones, métodos anticonceptivos y sobre la masturbación.
Fue en ese momento que por fin le pude poner nombre a eso que hacía de vez en cuando estando a solas, pero también descubrí que los hombres hacían algo parecido, y fue ahí cuando algo se encendió dentro de mí.
Empecé a pensar en cómo sería compartir eso con Diego, y me preguntaba si él también lo había hecho. Esos pensamientos rondaron mi cabeza el resto de la charla, hasta que esta terminó, y uno de los médicos pasó repartiendo una tira de condones a cada alumno, para después retirarse. Seguimos con las clases normales, pero yo ya tenía una idea plantada en mi cabeza.
Una tarde lo invité a casa. Mis papás no iban a estar hasta tarde, y ya les había pedido ...
... permiso antes, así que no debía haber problema. Él llegó con unas botanas, el plan era ver películas en la sala, pero yo tenía intenciones diferentes.
Llevábamos media película, abrazados en el sofá, cuando decidí poner el tema sobre la mesa:
—¿Te acuerdas de la plática del otro día?
—Sí, estuvo medio rara, la verdad —me respondió.
—Sí... sobre todo cuando hablaron de la masturbación, fue medio incómodo, ¿no?
—A mí no, me incomodó más cuando hablaron de las enfermedades, que mostraron imágenes y todo.
—Sí, eso también, pero a mí me incomodó porque... creo que llevo haciéndolo desde hace unos meses, pero no sabía cómo se llamaba.
En ese momento mi corazón se aceleró, pude sentir cómo volteó su mirada hacia mí, la cual no correspondí por los nervios.
—¿En serio? ¿Y cómo se siente? —me preguntó.
—La verdad se siente bien... ¿Y tú... lo has hecho alguna vez?
—No, me ha dado curiosidad, pero nunca me he animado.
Me quedé en silencio, pensando en qué decirle y cómo proponerle la idea. Mis manos sudaban, pero decidí animarme. Puse mi mano en su pecho, acariciándolo un poco, hasta que me atreví a preguntar:
—¿Quieres... que te ayude?
Él me miró sorprendido, pero no dijo nada. Solo alcanzó a dar una sonrisa nerviosa, con sus mejillas sonrojadas, igual que la vez que acepté ser su novia. Fue entonces que asintió en silencio y con algo de duda, y para calmarlo decidí darle un beso.
Me levanté para poner algo de música baja en mi teléfono. No sé ...