1. ¡Qué vacaciones! (2)


    Fecha: 06/09/2025, Categorías: Intercambios Autor: Wense, Fuente: CuentoRelatos

    Dicho y hecho, nos salimos del Jacuzzi, nos secamos unos más y otros menos y nos fuimos del baño a desayunar a la habitación, allí había lo típico, tostadas, bollería, cafés, zumos, estábamos los cuatro desnudos, saciando nuestro apetito encima de la cama, en un tenso silencio que se podía cortar, tanto Juan como yo teníamos las pollas morcillonas, pero las niñas tenían los pezones aún duritos y brillantes por el baño, así fue Lucía la que rompió el hielo.
    
    ―Oye, ha estado genial, esto hay que repetirlo, si no te importa amor, – dijo mientras le daba un beso a Juan.
    
    ―A mí que me va a importar, ha sido lo más salvaje que he hecho en mi vida, pero espero que Jacobo me deje un poquito más a Sylvia, que te tengo unas ganas…
    
    ―Ven aquí, no seas celosín, que aquí no se queda nadie sin nada. Dijo mi mujer mientras agarraba la polla de Juan, dándole un chupetón en el capullo.
    
    Continuamos desayunando, y sin darnos cuenta se abrió la puerta, era la chica del servicio de habitaciones, no habíamos colgado nada y entró sin llamar, llevándose las manos de la cara cuando nos vio y empezó a pedir disculpas sin parar, era una chica de cómo 20 años, rubia, ojos azules, menudita, con el pelo largo recogido en una cola…
    
    ―Perdón, perdonen, no sabía que había nadie, es que soy nueva, y no estoy aún acostumbrada, por favor, no digan nada, no quiero que me echen, sólo llevo dos días, y quiero aguantar todo el verano, necesito el dinero, por favor.
    
    ―No te preocupes, guapa, que no ...
    ... pasa nada, no vamos a decir nada, pero tú es también un poco discreta, no queremos ser el comentario de todos los camareros y camareras del hotel, ¿eh?
    
    ―Por favor, en absoluto diré nada, vuelvo luego.
    
    Dicho y hecho, se fue la chica y en eso aprovechamos para vestirnos un poco, entre idas y venidas nos tocábamos, nos besábamos, Juan le dio unas chupaditas a mi mujer en los pezones, mientras Lucía se daba un morreo con ella, y yo aproveché para ayudarla a ponerse el bikini.
    
    Una vez vestidos nos fuimos a la piscina, era una piscina alucinantemente grande, con un montón de hamacas alrededor, cogimos cuatro, pusimos las toallas y nos pusimos a descansar, me metí en el agua y acto seguido vino Lucía tras de mí.
    
    ―Oye, Jacobo, no sabía que fuerais tan liberales, ¿te he gustado?
    
    ―Joder, Lucía, esto ha sido muy heavy, estoy deseando cogerte, te vas a enterar de lo que es bueno, te voy a estar follando hasta que pidas que pare.
    
    ―Si lo haces tan bien no como dices no creo que tenga ganas de parar, yo no soy como Sylvia, yo puedo seguir follando, aunque me corra.
    
    Dicho esto, se agarró a mí y me dio un morreo mientras juntaba sus tetas con mi pecho, yo no le seguí el rollo un poco por corte, e instintivamente miré hacia Juan y Sylvia, que no estaban en las hamacas.
    
    ―Coño, ¿dónde se han metido estos dos? –Dije sorprendido.
    
    ―Míralos, allí van de la manita –Me dijo Lucía mientras Juan y Sylvia iban de la mano en dirección a nuestra habitación.
    
    ―¿Qué irán a hacer sin ...
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