Noche en el Caribe con mi esposa traviesa
Fecha: 09/09/2025,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Alexxx James, Fuente: CuentoRelatos
... extendía la mano para guiarla a la mesa.
No necesitaban palabras. La tensión entre ellos hablaba por sí sola. Jason no apartaba los ojos de ella. Sus dedos rozaban los de Roxana cada vez que le pasaba la copa y durante toda la velada mantuvo la atención fija en Roxana.
—Eres increíblemente hermosa —dijo él en francés, inclinándose hacia ella. Roxana no entendió las palabras, pero su mirada lo decía todo. Ella levantó la mano y tocó los músculos de su brazo, sintiendo su dureza bajo la tela de la camisa.
En ese momento, Alejandro llegó al restaurante. Los vio tomados de las manos, inclinados el uno hacia el otro, y se detuvo un segundo antes de acercarse. Roxana levantó la vista, sus ojos brillando de deseo y nervios.
—¿Todo bien? —preguntó Alejandro mientras tomaba asiento. Sus manos rozaban las de ella mientras platicaban y Alejandro en su papel de traductor mantenía la conversación viva, pero en ningún momento interrumpía la creciente tensión sexual entre Jasonny Roxana.
—Dile que sus labios son… irresistibles —susurró Jason, inclinándose sobre la mesa. Alejandro tradujo mientras Roxana sonreía y pasaba la lengua suavemente sobre su labio inferior. La atmósfera se volvía más espesa con cada mirada.
—Dile que tiene unos senos maravillosos, firmes y provocativos. Que sus piernas están hechas para ser admiradas… y esas nalgas… —se inclinó hacia adelante— pequeñas, pero tan firmes y ricas que no puedo dejar de imaginarlas en mis manos.
Alejandro se aclaró ...
... la garganta antes de traducir. Roxana abrió los labios para decir algo, pero solo dejó escapar un suspiro. Se mordió el labio inferior. La idea era una locura. Pero algo en la mirada de Alejandro, en su actitud serena, la animó a jugar.
—Dile que tiene unos brazos fuertes… y me encantan sus nalgas duras —susurró en español, sabiendo que él no entendía, pero sintiéndose traviesa de todos modos.
Jason sonrió como si supiera exactamente lo que había dicho. —Dile que ella es quien me pone así de firme. Que solo mirarla me ha puesto tan duro que no puedo esconderlo. Pregúntale si quiere sentirlo.
Alejandro se congeló por un momento antes de traducir en un susurro apresurado. Roxana lo miró fijamente, como pidiendo permiso, pero la leve sonrisa en el rostro de su esposo la hizo perder el miedo.
—¿Y bien? —preguntó Jason, dejando que su pierna rozara la de ella bajo la mesa.
—Dile que sí —susurró Roxana sin dudar esta vez. Jason tomó suavemente su mano y la guió por debajo de la mesa, entre las sombras donde nadie más podía verlos. La colocó sobre su muslo primero, dejando que se deslizara lentamente hacia su entrepierna.
Alejandro observaba todo, respirando de manera entrecortada.
—Dile que quiero sentirla más cerca —susurró Jason mientras Roxana apretaba ligeramente sobre la tela de su pantalón, sintiendo la dureza bajo su mano.
Alejandro tradujo, pero su voz salió entrecortada, Roxana se mordió el labio y deslizó los dedos con más firmeza. Jason no necesitó ...