Elena pet play - Cap 4
Fecha: 11/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Maai, Fuente: TodoRelatos
... no tanto como él.
Al caer la tarde, Max recibió un hueso de cuero genuino y permiso para subir al sofá. A Elena le dieron un trapo viejo para masticar "y practicar".
Mientras el perro descansaba en el lujoso cojín, ella tuvo que acurrucarse en su jaula, observando cómo: Él recibía caricias sin pedirlas. Ella debía suplicar por el mínimo contacto. Él dormía donde quería. Ella dependía del capricho de sus amos.
Cuando la casa se durmió, Miguel volvió al garaje. Esta vez no para castigar, sino para hablar.
—¿Entiendes ahora? —preguntó, sentándose frente a la jaula—. Max es mejor porque acepta su naturaleza sin vergüenza.
Elena miró sus rodillas magulladas.
—Tú luchas contra lo que eres —continuó él—. Hasta que dejes de hacerlo, siempre serás... segunda.
La llave giró en la cerradura de la jaula. Por primera vez, Miguel le ofreció la mano para ayudarla a salir.
—Ven. Hoy dormirás en la perrera con Max. Para aprender.
El calor del cuerpo del animal fue lo último que sintió antes de dormir, junto a una verdad dolorosa: Tenía mucho que aprender de un perro.
Exposición Pública
El amanecer del sexto día encontró a Elena arrodillada en el garaje, con un nuevo accesorio alrededor de su cuello: una placa de perro genuina grabada con su nombre y el número de teléfono de Miguel. Laura sujetaba una correa de paseo roja mientras le ajustaba el arnés de cuero que le ceñía el torso, apretando justo debajo de sus pechos para mantenerlos expuestos.
—Hoy es ...
... tu examen final —murmuró, abrochando una pequeña cola postiza en la base de su columna vertebral—. El parque está lleno los domingos. Familias. Niños. Gente normal.
Miguel entró con Max, quien llevaba un arnés idéntico al de Elena.
—Las reglas son simples:
Caminarás a cuatro patas en todo momento.
Harás tus necesidades donde te indiquemos.
No emitirás sonidos humanos.
El trayecto en coche fue una tortura. Elena viajó en el suelo del asiento trasero, con la cara entre las piernas de Laura, mientras Max ocupaba el asiento con privilegio canino.
Primera Prueba: El Paseo Matutino
El parque estaba repleto. Madres con cochecitos, corredores matutinos, parejas paseando. Miguel ató ambas correas a un poste frente al lago.
—Sitz —ordenó.
Max se sentó obedientemente. Elena tardó un segundo en imitarle, sintiendo cómo la gravilla del camino se clavaba en sus palmas.
Una niña de unos cinco años señaló: —Mamá, esa señora está haciendo como los perritos.
La madre la apartó rápidamente, pero no sin antes lanzar una mirada escandalizada. Elena bajó la cabeza, sintiendo el rubor subirle por el cuello.
—Cabeza alta —susurró Laura, tirando de la correa—. Las perras no sienten vergüenza. Segunda Prueba: La Fuente de Agua
Miguel llevó a Max a beber de la fuente pública para perros. Elena tuvo que esperar, observando cómo el pastor alemán lamía el chorro metálico con elegancia.
—Tu turno —dijo Laura, señalando el pequeño recipiente inferior donde se ...