Amigos en la fortuna. Sexta parte - Relatos Eróticos

Amigos en la fortuna. Sexta parte

... cuerpo. Contó los números con los labios entreabiertos, una vez, dos veces, tres. Y justo en el instante en que la incredulidad empezaba a transformarse en certeza, un estremecimiento le recorrió la columna vertebral y acabó por correrse en la boca de su novia

—No puede ser —dijo en voz baja y derrengado

—¿Qué pasa? —preguntó Estefanía, incorporándose y cayéndole semen por la comisura de los labios.

—Tenemos una combinación ganadora.

—¿Cómo?

—Que tenemos una combinación ganadora, Estefi. La combinación ganadora. ¡Los siete números! ¡Los siete! ¡Los malditos siete!

Se quedó en silencio un segundo, el móvil aún en la mano, temblando ligeramente. Luego rió. Una carcajada corta, seca, como de quien no acaba de creérselo.

Estefanía parpadeó. Lo miró primero con escepticismo, luego con asombro, luego con algo que parecía vértigo.

—¿Cuánto has dicho que eran?

—Doscientos treinta y tres kilos —repitió Jorge.

—¡Dios mío! Pero, ¿no dijiste doscientos veinte?—susurró ella, y luego lo abrazó sin saber si reír, llorar o gritar.

—Ese dinero adicional será el incremento de este último sorteo.

Jorge la abrazó de vuelta, aún sin poder soltar el móvil, como si este fuera ahora una reliquia sagrada. Se besaron y Jorge pensó que probar su propia corrida era una manera insólita de celebrarlo. Todavía desnudos, envueltos en sábanas revueltas y euforia creciente, sabían que aquella mañana acababa de cambiar sus vidas para siempre. Aunque aún no supieran cómo.

—¿Lo compartimos con los demás? —preguntó ella, con una mezcla de excitación y duda.

—Claro. La apuesta la hicimos juntos. Pero lo primero es verificarlo en una administración. Por si acaso... —Y la mirada que compartieron fue un acuerdo tácito, silencioso, lleno de adrenalina.

El destino —a veces tan caprichoso— había decidido regalarles algo más que placer sexual. Les había regalado un milagro.