Mi Nombre es Stephano – Parte 1
Fecha: 13/09/2025,
Categorías:
Hetero
Lesbianas
Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30
... gente que no le gusta que los miren.
Stephano frunce el ceño.
STEPHANO:
—¿La guerrilla?
El hombre no responde con palabras. Solo asiente, muy levemente.
STEPHANO (apretando los puños):
—¿Cómo llego?
El hombre toma una servilleta y dibuja con una lapicera un mapa tosco: un sendero que cruza un río, una bifurcación, un símbolo de “X”.
HOMBRE (voz baja):
—Si decides ir… lleva agua, lleva silencio, y no mires a nadie a los ojos.
(pausa)
—Y si ves algo… no lo viste.
Stephano guarda la foto con cuidado. Toma la servilleta.
No da las gracias. Solo asiente.
Sale del local. Afuera, la lluvia no ha cedido. La jungla espera.
Choza en medio de la selva – 2 semanas y media antes
Llueve con rabia. La selva respira humedad espesa, mezcla de lodo, hojas podridas y miedo.
Una choza de madera agrietada tiembla bajo el peso del agua. En su interior, el aire está detenido, rancio, cortante. La luz de una lámpara a gasolina titila sobre las paredes.
Laura está en una esquina, de rodillas sobre una colchoneta vieja. Viste una camiseta larga, ajena, que le cubre apenas los muslos. Tiene el cabello pegado al rostro por el sudor, los labios partidos envuelven una verga de demasiado grosor para su boca, una herida seca sobre la ceja. Mira al vacío con la mirada de quien ya no espera ser salvada, mientras es penetrada brutalmente por la boca. Por momentos puede sentir en su nariz los pelos púbicos de su violador. Le falta el aire mientras su ...
... garganta intenta adaptarse al intruso que la invade. Sus manos hacen un intento vano por empujar los muslos de aquel hombre.
Su violador observa encantado como su verga desaparece en la boca de su nueva victima mientras sigue con ímpetu sus penetraciones. Le saca la verga por breves momentos que permiten a Laura tomar el aire para continuar, momentos que son aprovechados por aquel hombre para golpearle la cara con su verga y deslizar su propia saliva por todo su rostro.
Es su putita, su zorrita, tragaleche.
Un silbido suena afuera. Luego risas.
Voces de hombres, lejos, acostumbradas.
No hay gritos. Su mirada está ida, pero sus pupilas tiemblan.
A tres metros de ella, amarrada a una columna con cuerdas de plástico azul, está Isabel, su novia. Desnuda, el rostro manchado por el barro y el llanto seco, las muñecas heridas por el roce constante.
ISABEL (voz entrecortada):
—Por favor… basta… por favor…
El hombre gira brevemente hacia ella.
VOZ DE HOMBRE (con burla):
—Tú mira, que lo tuyo es aprender. Esto pasa cuando se juega a ser valiente.
Isabel aparta la mirada.Otro hombre la obliga a girar la cabeza sujetándola por el cabello.
VOZ DE HOMBRE 2:
—No pestañees. Esto también es tu culpa.
Laura, con su boca extremadamente abierta, recibe verga hasta su garganta, pero no hay sonido. Sus dedos a los muslos de aquel hombre con rabia.
La lámpara vibra. El relámpago ilumina por un segundo sus ojos. Hay dolor, pero también algo que queda vivo: ...