1. Mi Nombre es Stephano – Parte 1


    Fecha: 13/09/2025, Categorías: Hetero Lesbianas Autor: Ericl, Fuente: SexoSinTabues30

    ... una chispa apenas perceptible.
    
    Isabel temblando e igual de sometida era obligada a mirar.
    
    La pulsera, rota, junto al suelo.
    
    Solo se escucha la lluvia.
    
    La única razón para que Laura no caiga es la fuerza con la que el hombre la sostiene de su cabeza, desprovista de fuerzas. Sus ojos están abiertos, pero no enfocados. La luz de la lámpara a gasolina tiembla, proyectando sombras grotescas en las paredes.
    
    Isabel, atada de pies y manos a un pilar, jadea entre sollozos. Intenta mirar a otro lado. No puede.
    
    VOZ DE HOMBRE 1:
    
    —Mírela, carajo. No le quite los ojos. ¡Así se aprende, putita!
    
    Isabel gira el rostro a la fuerza, uno de los hombres la sujeta del cabello, otro ríe al fondo.
    
    HOMBRE 2:
    
    —Esta chiquita también tiene cara de tragarse lo que sea… ¿no, Padilla? HOMBRE 2:
    
    —Me gusta. Suave… como tú.
    
    Se relaja. El cigarro se apaga solo entre sus dedos.
    
    Isabel lo observa desde abajo. Ha memorizado la posición del machete, colgado junto a la puerta. Sabe que Padilla está concentrado en Laura. Que la pistola está en la mochila.
    
    Sus dedos juegan con el pene que abrazan. No tiembla.
    
    HOMBRE 2 (excitado):
    
    —Mañana te dejo estirar las piernas un rato… pa’ que me lo agradezcas después.
    
    (se ríe solo)
    
    Y no me hagas enojar como la otra, ¿sí? Tú eres distinta… tú sabes cómo chuparme la verga.
    
    Isabel finge una sonrisa. Breve. Corta.
    
    En sus ojos: odio contenido. Memoria viva de Laura. Y una chispa. No de esperanza aún… pero sí de ...
    ... preparación.
    
    ISABEL:
    
    —Si me enseña… aprendo.
    
    (baja la mirada)
    
    ¿No es eso lo que usted quiere?
    
    Él asiente satisfecho. Comienza a gemir. Isabel aprovecha para mover los ojos. Revisa el suelo. Visualiza el machete junto a la puerta, la cuerda enrollada, la taza de metal vacía que podría usar para hacer ruido… o como distracción.
    
    ISABEL (voz interna):
    
    Cuando duerma del todo. Una sola oportunidad. Primero Laura. Luego la salida. No al revés.
    
    El hombre gime La noche está más oscura que nunca.
    
    Isabel se queda mirando. Y a su lado Laura.
    
    Isabel tenía una belleza callada, de esas que no piden atención pero la atrapan igual. Su sonrisa era blanca, frágil pero firme, capaz de cortar el aire en medio del miedo. Sus ojos, oscuros y brillantes como obsidiana, no mostraban ya inocencia, sino una tormenta que se agitaba detrás del silencio. El cabello, enredado y húmedo por la selva, le caía sobre los hombros como una trampa tejida con paciencia. No era fuerte, pero sí resistente. No tenía armas, pero cada gesto suyo estaba afilado por la necesidad de sobrevivir.
    
    Padilla se ha recostado completamente encima de Laura, su mano se ha metido debajo de ella para apretar y estrujar uno de sus pezones. Isabel inclina el rostro y logra verla. La luz temblorosa le acaricia la mejilla mientras Padilla se acomoda sobre Laura, confiado, como si ya le perteneciera.
    
    Ella no dice nada.
    
    ISABEL (voz interna):
    
    Me perdía en esos pensamientos de una manera muy profunda, como quien ...