1. Llamas prohibidas


    Fecha: 18/09/2025, Categorías: Erotismo y Amor Autor: piel de sombra, Fuente: CuentoRelatos

    En la antigua facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, el aire olía a libros viejos y a café de máquina. Carlos, un profesor de Derecho Penal de 38 años, caminaba por los pasillos de la facultad con paso firme, su traje impecable contrastando con el desorden de su cabello oscuro, ligeramente salpicado de canas. Era conocido por sus clases apasionadas, su voz grave que llenaba el aula y esa intensidad en la mirada que hacía que sus estudiantes, especialmente las alumnas, no pudieran apartar los ojos de él.
    
    Laura, de 22 años, estaba en su último curso de Derecho. No era la típica estudiante que destacaba por sus notas, pero sí por su presencia. Tenía el cabello castaño ondulado, unos ojos verdes que parecían guardar secretos y una sonrisa que desarmaba a cualquiera. Siempre se sentaba en la tercera fila, con un cuaderno lleno de garabatos y una atención que, aunque disimulada, no pasaba desapercibida para Carlos.
    
    Era un jueves de octubre, y la lluvia golpeaba los ventanales del aula mientras Carlos explicaba con fervor la teoría del dolo. Laura, con una blusa blanca que dejaba entrever el encaje de su sujetador, jugueteaba con su bolígrafo, mordiéndolo suavemente mientras lo miraba fijamente. Él, en un momento de pausa, captó su mirada. Fue un instante, pero suficiente para que una corriente eléctrica recorriera el aire. Carlos carraspeó, desviando la vista hacia sus notas, pero el calor en su pecho no desapareció.
    
    Al finalizar la clase, Laura se ...
    ... acercó al estrado con una pregunta sobre el último caso práctico. El aula ya estaba vacía, y el eco de sus tacones resonaba en el suelo de madera. Carlos, apoyado en el escritorio, respondió con su habitual precisión, pero no pudo evitar notar cómo ella se inclinaba ligeramente hacia él, el perfume suave de su piel mezclándose con el aroma a lluvia que entraba por una ventana entreabierta.
    
    —Profesor, ¿puedo consultarle algo más… personal? —preguntó Laura, su voz baja, casi un susurro.
    
    Carlos arqueó una ceja, manteniendo su compostura profesional, pero su pulso se aceleró.
    
    —Depende de qué tan personal sea, Laura.
    
    Ella sonrió, dejando caer su cuaderno al suelo. Al agacharse a recogerlo, su falda se levantó apenas, revelando el borde de unas medias negras. Carlos tragó saliva, sintiendo cómo la línea entre lo correcto y lo prohibido se volvía difusa. Cuando Laura se incorporó, sus dedos rozaron la mano de él al tomar el cuaderno. Fue un contacto breve, pero intencionado.
    
    —Quería saber si alguna vez un profesor como usted… se ha sentido tentado por algo que no debería —dijo ella, mirándolo directamente a los ojos.
    
    El silencio que siguió fue denso, cargado de posibilidades. Carlos sabía que debía poner fin a la conversación, pero algo en la forma en que Laura lo miraba, con una mezcla de desafío y vulnerabilidad, lo mantuvo clavado en el sitio. Se acercó un paso, lo suficiente para que el espacio entre ellos se volviera íntimo, peligroso.
    
    —Laura, esto no es un ...
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