Celular perdido - Relatos Eróticos

Celular perdido

... ella ponía un poco de resistencia pero al besar por su cuello y detrás de las orejas comenzó a ceder un poco y lo que antes eran sonidos de forcejeos pasaron a ser pequeños gemidos ahogados y grandes suspiros entrecortado.

Las paredes de este motel eran tan delgadas que se podía oír perfectamente como a los lados nuestros vecinos disfrutaban del glorioso momento sexual que tenían sin importar que la pareja de amantes tenían una diferencia de edad abismal.

Probablemente mi pequeña esclava entre resignación, hormonas y curiosidad terminó por aceptar el ingreso de mi lengua a su boca teniendo por fin un beso francés, el cual aproveche para tomarla de las nalgas y subirla sobre mis piernas.

—eso mi amor, Disfruta como la puta qué eres

Aparentemente di en el clavo con esa frase pues el beso se hizo aún más intenso.

La blusa de ella salió volando mostrando un pecho cubierto por un brazzier rosa que ocultaba un par de montes qué como mencioné al inicio no son grandes pero son del tamaño adecuado.

Mis manos subieron por su espalda buscando desabrochar y liberar esas juveniles tetas, quería conocer su pezon.

—qué lindas tetas tienes— le decía mientras acercaba mi boca para ...

... chuparlas, ella se limitaba a gemir y disfrutar. Fue ahí donde empecé a quitar su pantalón revelando qué la muy puta llevaba una diminuta tanga negra, la que por cierto ya se encontraba empapada

—Ve como si eres bien puta, ve como estas tan mojada.

Por primera vez escuche su voz dentro de la habitación— Si, soy una puta, meteme los dedos, me muero por sentirlos.

En ese momento hice a un lado su tanga y le metí directamente dos dedos al tiempo que ella gritaba implorando por más, la humedad era tanta se escuchaba el clásico sonido como cuando pisas un charco.

Acto seguido chupe mi mano para saborear su miel, ella misma comenzó a quitarme el pantalón liberando mi verga qué para ese momento ya estaba palpitando de lo dura.

Le dio una pequeña mamada antes de pedirme que se la metiera, sin temor a nada se la clave de una sola embestida, cosa que disfruto al máximo. Al ser mi primera vez dentro de una vagina tan pequeña termine muy rápido y dentro de ella.

Ambos caímos a la cama y dormítanos por unos minutos hasta que escuchamos la puerta, avisando que nuestro tiempo estaba por terminar, ambos nos vestimos, le entregue el teléfono y salimos de ahí.

Fue mágico, fue único e irrepetible.