1. Una follada antes de cocinar


    Fecha: 22/09/2025, Categorías: Hetero Autor: Sarah Dafne, Fuente: CuentoRelatos

    ... y luego de pasarme los dedos por el labio inferior, me soltó una bofetada. El golpe no fue violento ni mucho menos fuerte, pero consiguió que la sumisa que habitaba en mí se pusiera todavía más cachonda. El coño me palpitaba y sentía mis piernas resbalosas por mi jugo que escurría.
    
    —Qué puta te ves así, Sarah.
    
    En respuesta froté mis nalgas contra su pene.
    
    —Eso me gustó. Sigue haciéndolo.
    
    —Tu perrita está caliente —le dije.
    
    —¿Qué tan caliente está mi perrita?
    
    —Mucho, papito.
    
    —Qué rica se ve mi putita con mi verga entre las nalgas.
    
    Saqué mi lengua y él introdujo dos dedos dentro de mi boca mientras comenzaba a follarme con ellos, de pronto, su mano que tenía puesta en mi cabello bajó y se abrió camino entre mis piernas para encontrar mi clítoris.
    
    Todavía seguía sensible después del tremendo oral que me había hecho.
    
    —¿Quieres que te lo meta, zorrita?
    
    —Sí.
    
    Keev me dio un largo beso en la boca y terminó mordiéndome el labio.
    
    —Chúpame las bolas, Sarah.
    
    No me lo dijo dos veces. Me despegué de él, dejé que recargara su espalda contra la barra y después de arrodillarme y bajarle el bóxer comencé a llenarle de besitos la cabeza de su polla. Tenía un sabor delicioso que me calentó todavía más. Primero le di varias lambidas en toda su longitud, arriba y abajo, siempre dejándole un besito a la cabeza rosita. Le pasé la lengua por el contorno del glande y también por el hoyito.
    
    Keev se llevó las manos a su cabello y comenzó a gruñir. Su ...
    ... espalda se arqueó y sus caderas comenzaron a moverse para entrar en mi boca y follarme con su verga. Cuando pasaba esto, en sus brazos y manos se remarcaban sus venas. No había duda de que, a pesar de llevar varios años casados, seguía igual de enamorada de ese hombre.
    
    Di todo de mí en esas mamadas, recordaba cuando él me chupaba el coño y lo delicioso que me sabía, así que yo deseaba darle el mismo placer que él siempre me provocaba.
    
    Le llené de saliva el pene y seguido me metí sus bolas a la boca. Las chupé, succioné y restregué mi rostro en ellas hasta que Keev me sujetó del cabello y me folló la boca con una violencia que casi me termina ahogando.
    
    Finalmente me soltó y sonrió. Poniéndome de pie volvió a azotarme el culo y entonces me agarró de los muslos para cargarme y empotrarme contra la barra. Su verga se deslizó en mi interior provocando un sonido húmedo a causa de mi jugo.
    
    Comenzó a follarme rápido mientras me sujetaba de los muslos para que no fuese a caerme. Por mi parte, no pude resistirme y le pasé mis uñas sobre su espalda, arañándolo y escuchando quejarse.
    
    —Puta —me dijo y en respuesta solté una carcajada.
    
    Lo cabalgué y traté de seguir el ritmo de sus envestidas. Comenzó a besarme el cuello, a llenarme de saliva y pasarme su lengua.
    
    Puse mis ojitos en blanco y traté de moverme con él hasta que los espasmos del orgasmo me hicieron gritar. Keev estaba igual, se pasó un dedo por la lengua y después me acarició el ano. No pensaba hacerme sexo anal, ...