-
Entre Tu Y Yo – Capítulo 3 – Momentos robados
Fecha: 22/09/2025, Categorías: Gays Autor: Francisco, Fuente: TodoRelatos
El día comenzaba con una tensión que no podía ignorar. Arturo y Karina estaban discutiendo acaloradamente cerca del patio: —Lo siento, no quise golpearte. Déjame ayudarte —dijo Arturo, con un hilo de voz y gesto preocupado. —¡Déjame en paz! —respondió Karina, furiosa—. Primero me destrozas la vida y luego me golpeas… pero esto no se queda así. Ya verás, te haré pagar todo. —Y se marchó hacia el aula, dejando a Arturo con la mirada perdida. Mientras tanto, Alejandro me había pedido que hablara con él, y acepté sin saber qué esperar: —No sé qué piensas tú, pero yo en ningún momento le pedí que hiciera eso, de verdad te digo —intentó justificarse. —No tienes nada que explicarme —le respondí, con el corazón latiendo a mil—. Yo no soy nada para ti. No significo nada en tu vida. —¡Sí! —exclamó Alejandro—. Eres muy importante para mí… No ves que yo te… —¿Yo qué soy para ti? —interrumpí, sintiendo que estaba a punto de confesar algo más profundo—. —Te aprecio, por todo lo que me ayudaste con inglés… nunca te lo pagué. No quiero que pienses que soy mala persona —dijo, con sinceridad. —Creo que ya es demasiado tarde… mi impresión sobre ti no es buena —respondí, dándome la vuelta para irme. Tropecé, y Alejandro reaccionó rápido, sujetándome. Quedamos cara a cara, respirando profundamente. —¿Estás bien? —preguntó con preocupación. —Gracias por sujetarme —le respondí, sonriendo con un dejo de nervios—. Fue un momento bonito… aunque lo lindo dura poco, ...
... y esta no era la excepción. De repente, apareció su novia Andrea: —¿Qué pasa aquí? —preguntó, alzando la voz. Nos soltamos rápidamente. —Nada, solo me tropecé y él me ayudó —dije, intentando mantener la calma. —Sí, eso pasó —afirmó Alejandro, sonrojado. —Recuerda que soy muy celosa —dijo Andrea con picardía—, pero aquí no hay de qué preocuparse, nadie importante… jejeje. Adiós, Francisco. —Bueno… más importante o más regalada —murmuré en tono burlón. Ambos se quedaron mirándome, y ella replicó: —Perdón, ¿qué dijiste? —Nada… chao, Alejandro. Adiós, Andrea —respondí, y me alejé. Pasaron los días, y finalmente llegó el viaje al balneario. Todos estábamos entusiasmados. Fueron tres horas de viaje llenas de risas, música y charlas interminables. Al llegar, nos dispersamos: algunos se fueron a la piscina, mientras otros, como mis amigos y yo, nos dirigimos al bar. Arturo se me acercó y me pidió hablar: —Te espero donde los árboles —me indicó—. —Enseguida voy, pero antes quiero hablar con Sugey —dije, acercándome a ella. —¿Qué pasa? —preguntó Sugey. —Es hora… le voy a dar el sí a Arturo. No sé qué pasará después, pero le diré que sí —confesé. —Seguro, amigo. Después no te arrepientas. Igual, te apoyaré en todo —me animó Sugey. —Gracias, amiga. Te quiero. —Le di un abrazo rápido antes de dirigirme a Arturo. Al pasar por la piscina, vi a Alejandro acercarse. Parecía que estaba a punto de interceptarme, pero su novia lo detuvo y ...