1. Entre Tu Y Yo – Capítulo 3 – Momentos robados


    Fecha: 22/09/2025, Categorías: Gays Autor: Francisco, Fuente: TodoRelatos

    ... se lo llevó, dejando que yo llegara a donde estaba Arturo.
    
    —Hasta que llegaste —dijo Arturo, sonriendo.
    
    —Sí, disculpa la demora —respondí, con una mezcla de nervios y emoción.
    
    —No importa… yo puedo esperar hasta una hora, jejeje —dijo, y ambos nos reímos.
    
    —Ya sabes por qué te invité aquí, ¿verdad? —preguntó.
    
    —Sí, lo sé —respondí, sonrojado.
    
    —Entonces… —empezó, acercándose lentamente.
    
    —Pues… —titubeé.
    
    Mientras tanto, en la piscina, Alejandro parecía cada vez más agobiado por Andrea:
    
    —¡Ya basta! Estás en todo lo que hago… déjame respirar —gritó Alejandro, frustrado.
    
    —No me hables así —respondió Andrea—.
    
    —Me voy al bar. Si necesitas algo, me avisas —dijo Alejandro, alejándose.
    
    Andrea lo siguió con insistencia, pero Alejandro no le prestó atención. En ese momento, Walter apareció y comenzaron a hablar:
    
    —¿Qué pasa, preciosa? —preguntó Walter, con picardía.
    
    —Tu amigo es un idiota —contestó Andrea—.
    
    —¿Recién te das cuenta? —dijo Walter, divertido—. Mira, hay hombres de verdad a tu alrededor.
    
    —No quiero enemigos —dijo Andrea.
    
    —Él es un bueno para nada… además, creo que es marica —comentó Walter, sin filtro.
    
    —¿¡Qué!? —exclamó Andrea, sorprendida.
    
    —Sí… con tremendo bombón como tú, no me separaría de ti —añadió Walter.
    
    —Entonces… ¿puedo pedirte un favor? —dijo Andrea.
    
    —Dime, mi belleza —respondió él.
    
    —Quiero que destruyas a ese idiota de Francisco —confesó—. Creo que él impide que Alejandro me ame; estoy segura ...
    ... de que le gusta ese chico.
    
    —Está bien, mi reina, lo haré. ¿Qué quieres que haga? —preguntó Walter.
    
    —Quiero que le quites lo más preciado que tiene: su virginidad —dijo Andrea, con determinación.
    
    Mientras tanto, en el bar, Alejandro intentaba relajarse:
    
    —Deme un refresco bien helado, por favor —pidió.
    
    El camarero se acercó, acariciándole la mano.
    
    —¿Qué te pasa? ¿Estás loco? Yo no soy gay —dijo Alejandro, nervioso.
    
    —No dije que lo fueras… —replicó el camarero—. Mi novio y yo queremos hacer un trío, ¿quieres acompañarnos, bombón?
    
    —¡No! —exclamó Alejandro, y salió corriendo hacia los árboles.
    
    Yo estaba con Arturo, bajo la sombra de los árboles:
    
    —Pues sí… te acepto —le dije, con el corazón latiendo a mil.
    
    —¿De veras? —preguntó, incrédulo.
    
    Se abalanzó sobre mí y me abrazó con fuerza. Mi mente estaba confundida: ¿lo acepté porque lo amo o solo para olvidar a Alejandro?
    
    —Ya, me merezco un beso, ¿o no? —preguntó Arturo.
    
    —Soy muy tímido —susurré, evitando su mirada.
    
    Lo abrazó con más fuerza, y yo me sentí incómodo. Fue entonces cuando apareció Alejandro:
    
    —¿Qué te pasa? ¡Suéltalo o respondo! —gritó, furioso.
    
    —Perdón… ¿y tú quién eres para decirme eso? —contestó Arturo, desafiante.
    
    —Eso no te importa. Suéltalo o te parto la cara —amenazó Alejandro.
    
    —A ver… pártemela ahora —replicó Arturo, con valentía.
    
    —¡Basta! —dije, intentando calmar la situación—. No son animales… Alejandro, mejor vete.
    
    —Pero él te está… —protestó ...