La Entrega de Susana - Relatos Eróticos

La Entrega de Susana

... él, su voz firme pero suave. "¿Estás dispuesta a dejar ir todo lo que creías que eras, todo lo que creías que querías, para convertirte en lo que yo quiero que seas?". Susana sintió cómo las palabras resonaban dentro de ella, cómo la pregunta la atravesaba hasta su núcleo. Sabía que esto era lo que quería, lo que necesitaba. "Sí, padrastro", respondió, su voz apenas un susurro. "Estoy dispuesta. Quiero ser tuya, completamente, en todo".

Él no respondió de inmediato, dejando que sus palabras flotaran en el aire entre ellos. Luego, sintió cómo se acercaba, cómo su aliento caliente rozaba su oreja. "Bien", dijo él, su voz baja y controlada. "Porque mañana, usarás un arnés de cuerdas debajo de tu ropa, un recordatorio constante de tu sumisión, incluso en público. Quiero que cada movimiento que hagas te recuerde que eres mía, que tu cuerpo es mío, que tu placer es mío". Susana sintió cómo su cuerpo respondía a sus palabras, cómo su excitación crecía con cada sílaba. Sabía que esto sería una prueba, una prueba de su sumisión, de su voluntad para obedecer incluso cuando no estuviera bajo su mirada directa.

La sesión terminó con Susana aún vendada, aún sumisa, aún completamente a merced de su padrastro. Él la guió de regreso a su habitación, donde la dejó sola para reflexionar sobre lo que había sucedido, sobre lo que había prometido. Mientras se acostaba en la cama, Susana sintió cómo el vibrador aún estaba en su lugar, un recordatorio constante de su sumisión, de su promesa. Sabía que mañana sería un día diferente, un día en el que su sumisión se extendería más allá de las paredes de la cámara, más allá de la privacidad de su hogar. Pero también sabía que estaba lista, que quería esto, que necesitaba esto. Y con ese pensamiento, se durmió, soñando con las cuerdas, con el hielo, con la pluma, y con su padrastro.