1. El amor de mi esclava


    Fecha: 08/02/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos

    ... muy probable que desee verte gozando y sufriendo en manos de un tercero de cualquier sexo, me gusta mucho el voyerismo.
    
    - ¿Voye… qué?
    
    - Voyerismo. Es el placer de observar a otros teniendo sexo sin participar del encuentro sexual.
    
    - Veo que voy a ser sujeto de toda clase de… de…
    
    - Perversiones. Sí, si las considerás así, vas a ser el sujeto pasivo de todo tipo de perversiones, aunque yo lo llamaría ejercicios de variedad sexual.
    
    - Supongo que los detalles del día a día me los vas a ir dando después ¿no?
    
    - Exacto. Una vez que lo confirmemos te voy a dar el esquema general de convivencia, pero como uno de los principales objetivos de todo esto es evitar la rutina y el desgaste que ésta ocasiona, los detalles del día a día van a ir surgiendo así, día por día.
    
    - La verdad es que estoy en un verdadero dilema entre lo que indica la razón y lo que me ordena el corazón.
    
    - Ya es la hora. Vamos.
    
    Desnudos como estábamos nos pusimos de pie, abandonamos el jardín, ingresamos a la construcción y fuimos hacia una puerta maciza que se encontraba cerrada. Cuando llegamos ante ella y antes de abrirla, le informé a Claudia que íbamos a enfrentar la segunda parte de la prueba. Ella me corrigió, destacando que la que iba a enfrentar la prueba era ella y no los dos.
    
    Al placer por el dolor
    
    Sonreí, tomé un llavero de mi bolsillo, giré la cerradura, extraje la llave y tomando el picaporte abrí la puerta. El interior del salón aparecía totalmente oscuro. Empujé ...
    ... ligeramente a Claudia para que entrara y detrás de ella lo hice yo. Cerré la puerta y la tenebrosidad más intensa nos cubrió.
    
    Accioné la llave de la electricidad y al instante un conjunto de lámparas, estratégicamente distribuidas, bañó de luz la escena. Instintivamente Claudia exhaló un quejido de asombro, cubrió su boca con ambas manos y en su rostro se dibujó una mueca de sorpresa y, tal vez, de incomprensión.
    
    - Es una… pieza de tortura…
    
    - Sí, es una cámara de torturas, como la debés haber visto en muchas películas. En un instante hemos retrocedido a la Edad Media, más o menos.
    
    - Me sorprendí. Es asombroso ver esto en pleno Siglo XXI.
    
    - ¿Te asombraste o te asustaste?
    
    - Las dos cosas.
    
    - Es fundamental que recuerdes lo que hablamos de la palabra de seguridad. ¿lo recordás?
    
    - Sí. “Rojo” o “aaaaaaaaaaaaaaa”, dijo moviendo la cabeza como le había enseñado.
    
    - ¿Estás preparada?
    
    - No sé si alguna vez se está preparada para esto. Pero tengo que superar esta etapa, así que adelante.
    
    - ¿Querés dejarlo? Podemos detenernos acá…
    
    - Si dejo esto, te estoy dejando a vos. Eso no lo haría ni que estuviera loca. Sos mi rosa y mi rosa viene con espinas, con más espinas que lo normal…
    
    - Y más duras, más grandes y más puntiagudas…
    
    La tomé de un brazo y la llevé al centro del salón. Las paredes estaban adornadas con látigos, fustas, pinzas, broches, velas, dildos, consoladores, dilatadores, brazaletes, muñequeras, tobilleras, barras, separadores y otros muchos ...
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