1. Confesiones (1): El inicio de todo


    Fecha: 28/09/2025, Categorías: Confesiones Autor: Gatagolosa, Fuente: CuentoRelatos

    El día de hoy quiero compartir una experiencia que me resultó grata y reveladora.
    
    Hace algunos meses atrás tuve que asistir a una reunión del trabajo. Debo decir que nunca me han gustado ir a esos eventos, me resultan soberanamente aburridos y sin objeto alguno, solo sirven para que hablan mal unos de otros. En fin, había llegado algo tarde a la reunión y había caminado estratégicamente entre los compañeros y jefes, los había saludado para hacerme notar en la sala y ya me encontraba de pie al lado del bar contando los minutos para excusarme y salir de ese lugar.
    
    Cuando de repente lo vi llegar. Caminaba con cierto aire de importancia, exudaba seguridad, yo tenía que conocerle así que me apresuré a mezclarme nuevamente con el público, saludando y conversando con todos llegué hasta donde se encontraba y le saludé.
    
    -Usted disculpe, es usted nuevo en la empresa, no recuerdo haberle visto antes, le comenté. Y con una sonrisa en los labios me contesta, -no, no laboro aquí, solo vine a acompañar a un amigo.
    
    Ese hombre tenía un tono de voz maravillosamente bajo, de las que aflojan rodillas y hace que se t caigan las medias y humedezcas los pantis. Mi corazón se aceleró, lo que mis ojos habían visto mis oídos confirmaban, se trataba de un hombre varonil y seductor.
    
    Volviendo a la conversación le pregunté… -¿Y ese amigo tiene nombre?
    
    Él: Claro, me responde, se trata de Diego Serva, el director de ventas, debes conocerlo.
    
    Yo: por supuesto que le conozco, respondí. ...
    ... Es amigo mío lo que te convierte en mi amigo también.
    
    Una frase pendeja, que la verdad ya no recuerdo si la leí en algún lado o se me ocurrió en el momento solo para hacer algo de conversación.
    
    Siempre he sido una magnífica conversadora social, nunca me quedo sin temas, atraigo la atención de mis oyentes, y resulto divertida pero ante este hombre se me acababan las palabras, nacían silencios incómodos, por lo menos para mí. Sentía el temor de decir algo que sonara inapropiado o poco inteligente. Pero deseaba, necesitaba mantener la conversación para seguir escuchando le hablar, con ese tono de voz que me hacía sentir cosquillas entre las piernas.
    
    Yo: ¿Y cómo te llamas? pregunté.
    
    Él: Ricardo, ¿y tú?
    
    Yo: Fer, bueno, me dicen Fer por Fernanda… Y así dio inicio a una maravillosa e intensa conversación que duró toda la noche. Y mientras el hablaba yo me sumergía en sus palabras y mi mente empezaba a imaginar muchísimas cosas.
    
    La noche llegaba a su fin y cuando llegó el momento de la despedida me preguntó si podía llamarme, quizá vernos y tomar un café. La verdad es q no sé cómo logré mantener la calma en ese momento ya que la emoción me embargaba y el corazón latía tan rápido que creí que se me saldría del pecho, hasta pensé que las personas a mí alrededor podían escucharlo de lo fuerte que latía.
    
    Haciendo un enorme esfuerzo por mantener oculta mi emoción intercambiamos números telefónicos y con un gesto de indiferencia le dije que con gusto tomaría un café con ...
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