Bajo las Órdenes del Jefe
Fecha: 30/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: taty6969, Fuente: TodoRelatos
Desde que comencé a trabajar aquí, deseo a mi jefe. De solo verlo me excito, pero él es realmente un hombre serio y nuestra relación es estrictamente laboral. Ya escuché rumores de que ha tenido algunas chicas de la oficina, pero después de eso nunca más las ven. Creo que vale la pena morir a manos de ese hombre delicioso.
Desde hace un par de meses, hemos estado en un juego de flirteo. Él me sigue el juego, pero me dice:—Esto no va a pasar. Soy un hombre de palabra, y le di mi palabra a mi esposa, así que compórtate.
Cuando me dice esas cosas, me dan ganas de desistir, pero lo deseo demasiado… así que continúo, y él también me sigue el juego.
Hoy es mi cumpleaños, así que me arreglo con esmero. El sábado me depilé todo el cuerpo con cera. Hoy me vestí especialmente: profesional y provocativa. Mi camisa blanca con el escote un poco más abierto de lo normal, mi falda lápiz gris —profesional pero sexy, con tela elástica que me permite moverme— y mis tacones grises a juego. Me recogí el cabello de forma que se viera mi cuello, pero dejando que cayera como una cascada roja por mi espalda. Los accesorios, perfectos.
En resumen: hoy estoy deslumbrante e irresistible. Todo el mundo lo nota, pero mi jefe ni me mira.
En una jugada arriesgada, entro a su oficina para llevarle unos contratos. Me quito los tacones y coloco mis pies sobre sus rodillas. Le pregunto, tímidamente:—¿Qué te parecen mis uñas? ¿Quedaron bien?
Sonríe, levanta lentamente la mirada y se detiene ...
... en mi entrepierna. No llevo panties, así que estoy completamente expuesta. Se ríe de lado y me acaricia desde el tobillo hasta la rodilla. Se levanta, me sostiene para que no me caiga y, sin aviso, mete dos dedos en mí. Se acerca a mi oído:—Te quedaron perfectas las uñas… tienes unos pies hermosos.
Retira los dedos de mi coño, se los mete en la boca y continúa:—Tienes un coño delicioso. Quiero que sepas que te valoro como trabajadora, y me gustaría que esto no pasara porque sé que voy a perder lo más sexy que tienes: tu cerebro. Pero… tú ganas. Esta noche harás un par de horas extra. Ahora retírate, tengo que revisar estos contratos.
Salgo de la oficina con las piernas temblando, entre aterrada y excitadísima. No sé qué quiso decir exactamente, pero no me importa: yo gané.
No veo la hora de que todos se vayan para empezar mis “horas extras” prometidas. Al fin la oficina queda vacía. Mi jefe me llama, cierra las persianas y, sin previo aviso, me agarra la camisa y la abre con brusquedad, arrancando un par de botones. Me saca los senos del brasier, pellizca uno mientras lame el otro. Estoy delirando de placer. Voy a quitarme la ropa, pero me da una cachetada:—No te he dado permiso para moverte. Vas a hacer exactamente lo que te diga o te castigaré.
Me quedo de piedra. Me asusta… pero me excita más. Sigue jugando con mis pechos y me lleva hasta el respaldo del sofá. Me dobla hacia adelante, levanta mi falda y descubre mis panties. Suelta una risita:—¿Qué es esto? No ...