1. Bajo las Órdenes del Jefe


    Fecha: 30/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: taty6969, Fuente: TodoRelatos

    ... recuerdo que las tuvieras más temprano.
    
    Me las arranca sin aviso, me da una nalgada y me obliga a ponerme de pie tirándome del cabello:—Hiciste trampa. Tienes un castigo. De rodillas.
    
    Saca su miembro del pantalón y me agarra por el cabello:—Chupa… abre la boca… así… así me gusta.
    
    Le hago sexo oral con una entrega que nunca antes había sentido. Cuando acaba en mi boca, me dice:—Traga.
    
    Obedezco sin quejarme.—Buena niña… aún vamos a jugar un poco más.
    
    Toma dos clips de carpetas y los coloca en mis pezones. Se quita el pantalón, saca la correa y me coloca otra vez contra el sofá.—Tranquila, no voy a ser muy cruel.
    
    Se aleja y me observa. Sé que me mira abierta, vulnerable.—Ábrete más… así… buena niña.
    
    Empieza a estimularme el clítoris, su erección presionando mis nalgas. De vez en cuando tira de los clips, y estoy a punto de desmayarme de placer. Cuando acabo por segunda vez, me ordena:—No te muevas. Quiero verte darte placer.
    
    Me masturbo para él por primera vez en mi vida, y sé que lo disfruta. Saca un condón y, antes de que lo note, ya está dentro de mí, embistiéndome con fuerza brutal. Me toma del cabello, arqueo la espalda y se apodera de mis pezones, sensibles por los clips. Los ...
    ... retira con cuidado, masajea mis senos y me hace acabar de nuevo. Sale de mí, me da una sonora nalgada y me azota un par de veces con la correa.
    
    Luego se sienta en el sofá:—Ven. Es tu turno de hacerme acabar.
    
    Me subo sobre él y lo cabalgo hasta que ambos terminamos. Me lleva a su baño privado y me ordena:—Baila mientras te quitas la ropa.
    
    Pone música y obedezco. Me mira y sonríe:—Buena niña. Ahora vamos a refrescarte para seguir.
    
    Entramos a la ducha. Sus manos me recorren con pasión y algo más… ¿ternura? No lo sé. Sale de la ducha, se pone otro condón y volvemos a tener sexo salvaje. Al terminar, me envuelve en una toalla enorme y suave.
    
    —Tengo que volver a casa —dice.
    
    Al vestirme, noto que mi camisa está destrozada. Me presta una suya. Cubro las marcas en mi cuerpo con mangas largas. Me lleva a casa y no se va hasta que entro. No me besa, pero no me importa. Ya será la próxima vez.
    
    Me duermo en una nube.
    
    Al día siguiente, no está en la oficina. Me dicen que salió de viaje por seis meses. Lo puedo esperar… pero a los tres meses me transfieren a otra unidad, con mejor salario. Entiendo el mensaje: no quiere volver a verme. No lo contactaré. Me quedo con aquella tarde de pasión inolvidable. 
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