1. Mi hija se la chupa a su hermano


    Fecha: 14/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Marco, Fuente: TodoRelatos

    Si alguien me hubiese dicho en alguna ocasión que iba a pecar con mis hijos, le hubiese tratado de sinvergüenza, degenerado y de ser un grandísimo hijo de puta, pero ahora, tras la experiencia que he vivido, no solo lo he hecho, sino que estoy satisfecha de ello.
    
    Sé que soy lasciva, pecadora y quizá mala madre, pero disfruto tanto de la relación que mantengo, que no la cambiaría por nada del mundo.
    
    Y una vez dicho esto, voy a contaros como he llegado hasta este punto.
    
    Soy Ana, casada y madre de dos hijos. No voy a decir que sea guapa ni una tía estupenda, soy una mujer de la media, pero eso sí, muy femenina.
    
    1’60 de altura, 95 de pecho y 100 de cadera. A unos les gustaré y a otros les pareceré un poco llamativa, pero a mí me da lo mismo, follo cuando, donde y con quien me da la gana. Antes solo con mi marido y ahora……. ahora os contaré mi experiencia.
    
    Mis hijos son dos encantos, Sara, la mayor, tiene 25 años, ha empezado a trabajar y tiene solo un defecto, es demasiado tímida. Bueno, eso fuera de casa, porque con su hermano y conmigo es todo un terremoto.
    
    Santi, mi hijo, es todo lo contrario, 20 añitos recién cumplidos y muy atrevido, está en la Universidad y es el ojito derecho de muchas chicas, incluidas sus primas.
    
    Desde antes de navidad vi detalles que me tenían en vilo, Sara provocaba a su hermano y éste no se escondía, al contrario, entraba al trapo enseguida.
    
    Más de una vez vi a Sarita en el sillón con el camisoncito subido, se veían sus ...
    ... braguitas debajo y miraba de reojo a su hermano para comprobar si él las veía.
    
    -Tápate, cochina. – repetí en más de una ocasión al ver su postura tan guarra –
    
    -Jo, mamá. – protestaba cerrando las piernas – Que es mi hermano, caray, que no es el vecino.
    
    Yo miraba de refilón y en el pijama de Santi se marcaba un bulto enorme.
    
    -¡Qué te tapes! – exigía intentado poner orden –
    
    Sarita resoplaba enfadada, Santi se tapaba el paquete y mi marido seguía a lo suyo, viendo la tele.
    
    Así pasó lo que pasó.
    
    Pasaron los días y una noche vi que Sarita se tumbaba en el sofá apoyando la cabeza en las piernas de su hermano.
    
    Bueno. – pensé - Hay hermanos que se llevan como el perro y el gato, al menos estos se quieren, así que tengo que estar contenta.
    
    Nos sentamos a ver la tele, y pasado un buen rato, vi que Sara frotaba la cabeza disimuladamente contra el paquete de su hermano. Pero no creí que fuera nada grave, solo que lo hacía sin querer y sin percatarse que podía excitar a Santi.
    
    Vi como crecía el bulto en el pijama de mi hijo y empecé a ponerme nerviosa. Ayyyy, está niña. ¡Por Dios!
    
    Iba a llamar su atención cuando sonó el teléfono de la casa, me levanté, contesté y al volver ya no pude contenerme, Sara tenía el escote desabrochado y su hermano miraba descaradamente sus tetas.
    
    A puntito estuve de dar un guantazo a cada uno, a él por mirar y a ella por ser tan guarra. Pero algo me hizo cosquillas en el estómago y decidí callarme y esperar a ver lo que ...
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