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Mi hija se la chupa a su hermano
Fecha: 14/10/2025, Categorías: Incesto Autor: Marco, Fuente: TodoRelatos
... el salón no estaban ninguno de mis hijos. Joder, Ana, no puedes permitirlo. - me repetí sin parar al ver lo que sucedía – Fui al baño detrás y volví a abrir dejando una pequeña rendija en la puerta. Santi estaba de pie y su hermana frente a él de rodillas, tenía su miembro en la mano y lo acariciaba con pasión como si se lo fuera a meter en la boca. No puede ser, cómo habían llegado a este punto, deseaba entrar y parar aquella locura. Entonces vi a Sarita tocarlo tirando del prepucio hacia abajo y después hacia arriba, el glande hinchado y rosado se veía tan hermoso, que lo miré y deseé que también fuera mío. -Jo, Santi. ¡Vaya pollón! Tienes el capullo muy gordo. – exclamó Sarita con mirada lasciva - Mi hijo miró y lo vio aparecer entre los dedos de su hermanita. -Es así, Sarita, cuando me lo tocan se pone gordísimo. Vi a Sarita dudar y de repente lanzar la pregunta. -¿Te lo puedo chupar? -No, Sara, eso no. Mejor lo dejamos. – respondió Santi intentando apartar a su hermana – Pero Sarita no obedeció y sacando la lengua dio un lametón al capullo. -Ummmm. – oí gemir a mi hijo – Para, Sarita, para, por favor. -¿No te gusta como lo hago? – preguntó pícaramente mi niña – Sacó la lengua otra vez y con la puntita rozó reiteradamente el frenillo. -¿Así está mejor? – consultó esbozando una leve sonrisa – Oí a mi hijo gemir y agarrar a su hermana por la cabeza, sujetándola del pelo y metiéndola más la verga. -Ummm. Lo haces muy ...
... bien, Sari. Ahhh, pero debemos parar….. Sarita se la tragó y comenzó a chuparle la polla, recorriendo el tallo de punta a punta y masajeando los huevos con la mano. -¿De verdad quieres que pare? – preguntó mientras sacudía con la manita lentamente la verga - Oí resoplar a mi hijo y supe que no había marcha atrás, iba a dejar a su hermana mamar y que le comiera toda la polla. -Sigue, Sari, sigue. – ordenó tirándola con fuerza del pelo - Sarita se relamió, y humedeciendo los labios, se la chupó como loca, tragándosela como podía y levantando la cara para ver gemir a su hermano. Sentí un enorme calor y me abrí un poquito de piernas, noté que tenía las braguitas mojadas y comencé a meterme los dedos. Chúpasela, hija, chúpasela. – pensé para mis adentros – Me hubiera gustado ser yo quien estuviese allí arrodillada, tener esa enorme verga en mis manos y chupársela con mi boca. Mis dedos follaban mi coño y mi mano apretaba mis tetas, notaba mi desazón y las estrujaba como si fueran pelotas. Chúpasela, Sara, chúpasela. – hubiese dicho con lujuria a mi hija si no estuviese escondida detrás de la puerta – Vi a mi hija mamar y mi excitación creció sin parar, pasaba la lengua, mordisqueaba el capullo y se la metía enterita en la boca. Sarita chupaba, mi hijo gemía y yo veía a los dos en una actitud tan obscena, que estaba cachonda perdida y me metía los dedos profundamente en el coño. -Ummmm. Eres mi hermana, Sarita. No deberíamos hacerlo. – exclamó Santi ...