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Economista y prosti: Primera vez con pija gigante
Fecha: 15/10/2025, Categorías: Confesiones Autor: Dessert3, Fuente: CuentoRelatos
... bajar sobre ese tronco que me daba sensaciones desconocidas. Mientras subía y bajaba Carlos me chupaba o manoseaba las tetas, o yo le daba algunos dedos a chupar. Me acabé, temblé, gemí y seguí y seguí hasta sentir que un chorro de lava ardiente cubría las paredes de mi cueva. ¡Un chorro, dos, tres, cuatro! Y al momento sentí que aquella melaza blanca y espesa comenzó a salir de mi cuca. Por cierto, la verga ya se ablandaba y mas líquido cubría mis muslos. Me dejé caer sobre Carlos, lo besé desesperadamente, con perdón de mi marido Tommy, nunca había gozado así. Me sentía desfallecer, pero al mismo tiempo eufórica, lo besaba, le echaba mi saliva en la boca y él acariciaba mi culo. Y yo sabía perfectamente, deseando y remiendo al mismo tiempo, que mi esfínter sería sometido a un sacrificio extremo. No tenía dudas, me iba a sodomizar. Bajé a limpiarle la pija, estaba caída de costado, blanda, cubierta de leche y flujo. Me puse a chuparla desesperadamente y le ensalivé el culo y le metí un dedo, se quejó, pero dijo: “me gusta”. De allí pasamos a la culeada que les relaté más arriba en esta crónica. Luego de montarlo y de que me “analizara” seguimos jugando. No pude resistirme a decirle cosas dulces y lindas, y él lo mismo. En un arranque de gozo me olvidé de la economista que hay en mí, y le dije que si me coge así dos veces al mes le rebajaba de 3 a 2.5k por vez. Aceptó encantado. “¡Que putita generosa y que divina persona! Se nota tu educación y lo buena gente ...
... que eres”. Me encantó eso, y no demoré en acelerar la chupada que le daba y más besos de lengua… y lo tuve listo para un tercer round, y yo sabía bien lo que quería, y pensaba que él también lo deseaba. Mientras volví a ponerme en cuatro, le dije: “culo, por favor” y él: “¿segura? ”, y yo: “¡meteme eso, me muero de ganas!”. Le pasé el gel, me untó el hueco y se cubrió de gel la pija, de la cabeza a la base. Me sujeté a la sábana, me apoyó la cabeza en el culo y yo respiré profundamente. No lo esperaba, se apoyó firmemente y me la metió a fondo. Y… solamente placer, un placer tan grande como su pija. La culeada de un rato antes, mi deseo y el gel habían obrado un milagro. Lo gocé desde que me entró en un segundo. Jadeaba, me movía para excitarlo más y él redobló la apuesta, simplemente preguntó: “¿te animas?” No precisé más, su propuesta era evidente. “Sí, sí, por favor”. Me la sacó y la metió de nuevo, con más gel. Si la vez anterior me sorprendió y aún así gocé, ahora fue goce sin sorpresa… y otra vez y otra vez… “¿Te gusta puta?”, “¿Aguanta tu culo?”. “Seguí, seguí, pero no acabes”. Me la dejó adentro y me hizo unos segundos de vaivén infernal, mi concha chorreaba de excitación. Y se dio cuenta, me la sacó y me dio vuelta. Para demorar su acabada, estuvo algunos momentos esperando antes de metérmela en misionero. Se dejó caer a besarme y decirme cosas… y me propuso: “Quiero acabarte en la boca, ¿puedo?” Yo no deseaba otra cosa… La sacó, abrí la boca, ...