Un anuncio cambió mi vida (2) - Relatos Eróticos

Un anuncio cambió mi vida (2)

... cigarro.

Diciendo esto dio una calada a su cigarro y lo colocó sobre mi plato echando la ceniza en él.

Terminé de almorzar, lo recogí todo y cuando terminé de limpiarlo todo, fui al salón, la miré y esperé.

Me arrodille aunque no me lo dijo y esperé. Se encendió un cigarrillo y comenzó a hablar.

Dándole una calada al cigarrillo exhaló el humo en mi cara, se levantó y se marchó del salón dejándome arrodillado.

Cuando volvió traía en sus manos un collar ancho de perro y una correa de cuero. Se sentó y con su mano me hizo agachar mi cabeza.

Colocó el collar alrededor de mi cuello, lo ajustó y lo abrochó enganchando la correa a él.

Se levantó y con la correa en una mano y el cigarro en la otra me llevó de paseo por toda la casa. De vez en cuando dejaba caer la ceniza al suelo y se paraba mirándome. No hacía falta que me dijera lo que tenía que hacer, agachaba mi cabeza y con mi lengua la recogía para introducirla en mi boca.

Terminamos de pasear …….

Ya en el baño se sentó en el wc y dejó salir varios chorros de orina. Cuando terminó se echó hacia adelante dejando su coño fuera del wc. Con su dedo lo señaló sin más.

Arrodillado me puse a cuatro patas, acerqué mi cara para situarla entre sus piernas que fue separando conforme me acercaba. Antes de lamérselo me gustó pegar mi nariz y olerlo. El olor a orina mezclado con su sudor me gustaba y me excitaba.

Tras olerlo pegué mi boca dejando que mojara toda mi cara. Sus manos las posó sobre mi cabeza y ...

... presionó para que lo chupara.

Mi lengua recorrió sus labios recogiendo los restos de orina aún caliente. Me encantaba su sabor caliente y ácido.

Se levantó y me ordenó tirar de la cisterna antes de salir. Ver sus orines en el wc me excitó sobremanera. Me detuve un momento antes de tirar de la cisterna.

Dio un tirón a la correa y salimos del baño.

Sentados en el porche volvimos a charlar.

Fuimos al dormitorio llevándome a cuatro patas por el pasillo tirando de la correa de mi collar.

Tiro de la correa acercándome a la celda y entré en ella. Había puesto una colchoneta en el suelo de esas para perros. Una vez dentro cerró la puerta y se sentó en la cama encendiéndose un cigarro.

Allí encerrado mi Señora se levantó de la cama desnudándose y moviéndose por la habitación.

Mientras andaba daba caladas al cigarrillo y con su otra mano se acariciaba sus pechos, apretándolos y dejando caer saliva en ellos para impregnarlos con ella. Se acercó a los barrotes de mi celda introduciendo sus pechos por ellos.

Mi polla estaba erecta y muy gorda. El líquido preseminal embadurnó todo mi glande. No podía tocarme.

Se echó en la cama, flexionó sus piernas y las abrió dejándome ver su coño húmedo y brillante. De un cajón de su mesita tomó un vibrador que chupó con su boca llenándolo de saliva para después frotarlo por sus labios. Su excitación era brutal haciendo que el vibrador la penetrara. Sus gemidos iban en aumento.

Ahora sus gemidos eran fuertes, su mano le ...