1. Descubrí que la ex de mi novia tenía rabo


    Fecha: 18/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: AnaTrasera, Fuente: TodoRelatos

    Mi novia se había ido a casa de sus padres por el fin de semana. Aproveché para estar en pijama todo el día, sin maquillaje, viendo porno y comiendo comida basura. Justo estaba a punto de tocarme cuando alguien llamó a la puerta. Pensé ignorarlo, pero volvió a tocar. Me acerqué molesta, sin sostén, con la camiseta marcando los pezones. Al abrir, me encontré con ella.
    
    —Hola, cariño —dijo con una sonrisa ladeada—. ¿Te molesta si paso un momento?
    
    Era Clara, la ex de mi novia. Llevaba años sin verla, pero nunca me cayó mal. De hecho, siempre me pareció muy guapa: alta, pelo oscuro, labios gruesos y unos ojos que sabían mirar con malicia. Entró sin esperar respuesta, caminando como si todavía viviera aquí. Llevaba unos jeans apretados y una blusa blanca que dejaba ver su sostén negro. Se sentó en el sofá, cruzó las piernas y me miró con descaro.
    
    —¿No estás muy sola tú? —me dijo—. Qué maleducada, ni me ofreces agua.
    
    Fui a la cocina solo por no discutir.
    
    Mientras preparaba el vaso, notaba su mirada clavada en mi espalda. Su presencia me incomodaba… o quizás me excitaba.
    
    Cuando regresé con el vaso, ella se había quitado la blusa. Su sostén apenas contenía sus tetas. Me detuve en seco.
    
    —¿Te pasa algo? —preguntó, notando mi mirada.
    
    —No. Solo… estás un poco desvestida.
    
    —¿Te molesta?
    
    Negué con la cabeza, tragando saliva. Se echó el cabello hacia atrás y me sostuvo la mirada.
    
    —Siempre pensé que eras más puta que mi ex —soltó sin rodeos—. ¿Me ...
    ... equivoqué?
    
    Me quedé sin palabras. Sentí calor entre las piernas. No contesté, pero creo que mi silencio lo dijo todo. Clara se levantó, dejó el vaso en la mesa y se acercó. Me rodeó la cintura con una mano y bajó su rostro hasta quedar frente al mío.
    
    —¿Quieres que te coma el coño, traviesa?
    
    La frase me dejó paralizada. Sus labios estaban tan cerca que podía oler su aliento. Asentí sin pensar. Ella sonrió satisfecha y me empujó hacia el sofá. Me senté, nerviosa y excitada. Clara se arrodilló entre mis piernas, subió mi camiseta y bajó lentamente mis bragas. Me miraba directo mientras lo hacía. Cuando me dejó desnuda, se quedó un momento admirando mi cuerpo.
    
    —Sabía que tenías un clítoris precioso —murmuró.
    
    Y sin decir más, me besó. Primero la cara interna de los muslos, despacio, casi torturándome. Luego pasó su lengua por mis labios, despacito, sabiendo exactamente cómo hacerme perder la cabeza. La forma en que jugaba con su lengua me volvía loca: se detenía en mi punto más sensible, lo lamía con ternura, y luego con agresividad. Me sujetaba las piernas con fuerza, como si no pensara soltarme.
    
    Me arqueé de placer. Empecé a gemir sin vergüenza. Me corrí en su boca, y ella no se detuvo. Seguía lamiéndome como si no tuviera suficiente. Me sentía vulnerable, abierta, completamente entregada.
    
    —Ahora tú —dijo levantándose.
    
    Se quitó los jeans, luego el tanga. Lo que vi me hizo sonreír. Clara tenía un buen paquete. Largo, grueso y palpitante. Me acerqué a ella sin decir ...
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