1. 7-Mi novio Daniel


    Fecha: 18/10/2025, Categorías: Incesto Autor: nenabeatriz15, Fuente: TodoRelatos

    ... agitadas. No se atrevía a levantar la vista. No al principio. Pero entonces, algo cambió. Algo en el aire. Tal vez fue la mirada de Daniel, o tal vez la caricia firme de papá sobre su cabeza, acariciando su cabello como quien acaricia a una mascota bien entrenada. El calor que antes era vergüenza se transformó en lujuria. Su cuerpo reaccionó antes que su mente: un leve temblor en sus muslos, un suspiro contenido, una humedad que comenzó a brillar entre sus piernas.
    
    —Mírala —susurró papá, dirigiéndose a Daniel—. Mírala cómo se entrega. Ni siquiera le hemos ordenado nada, y ya está mojada.
    
    Daniel se acercó, arrodillándose frente a ella. Levantó su barbilla con dos dedos, obligándola a mirarlo. Mamá lo hizo. Por primera vez. Y en sus ojos no había solo sumisión. Había entrega. Total. Absoluta.
    
    —¿Te gusta que te vean así? —le preguntó él, con voz ronca.
    
    Ella tragó saliva, bajó la mirada un instante, y luego volvió a mirarlo.
    
    —Sí —respondió, con una voz que no era más que un hilo, pero cargado de verdad—. Me gusta que me veas. Que me uses. Que me hagas sentir sucia… pero deseada.
    
    Papá rio bajito, satisfecho.
    
    —Te dije que era una puta maravillosa.
    
    Papá actuó como un maestro de ceremonias en una liturgia prohibida, con voz calmada pero firme, como si estuviera dirigiendo un ritual ancestral que solo nosotros conocíamos. Le indicó a mamá con un gesto que se acercara a Daniel, que aún estaba sentado, incrédulo, con los ojos abiertos y el cuerpo tenso por la ...
    ... expectación. Ella caminó hacia él como una sombra obediente, con la cabeza baja, con la sumisión escrita en cada paso. Se arrodilló frente a él, lentamente, como si fuera una ofrenda.
    
    —Desabróchale el pantalón —ordenó papá, con voz ronca—. Y no te detengas hasta que esté completamente duro.
    
    Mamá obedeció sin dudar. Sus dedos temblaban un poco al principio, pero pronto encontraron el ritmo, deslizando el botón por el ojal, bajando la cremallera con un sonido suave que resonó en la habitación como una promesa. Sus manos se movieron con precisión, sacando la erección que ya comenzaba a formarse. Daniel no pudo evitarlo. Era imposible resistirse al deseo que se respiraba en el aire, a la mirada de mamá, a la proximidad de su boca, a la cercanía de mi cuerpo, observando con una mezcla de placer y posesión.
    
    —Míralo —me dijo papá—. Mira cómo reacciona. No puede evitarlo. Nadie puede.
    
    Y tenía razón. Daniel ya estaba completamente erecto, su polla palpitaba entre las manos de mamá, que lo acariciaba con suavidad, como si fuera algo delicado, algo que merecía ser adorado. Pero no era suficiente. Yo quería más. Quería verla lamerlo hasta el final, hasta que no pudiera contenerse más, hasta que se corriera en su boca como un regalo para nosotros.
    
    —Lámelo —le ordené, con voz firme—. Hasta que esté listo para explotar.
    
    Mamá no dudó. Acercó su boca al glande y lo lamió con suavidad, como si estuviera probando algo prohibido. Luego lo tomó entre sus labios, envolviéndolo con ...
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