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Mi Madre Desnuda ante el Espejo
Fecha: 09/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... reconfortó–. Ahora mismo te preparo un vaso de leche con colacao. - No, da igual… me voy a la cama. ¿Puedo dormir contigo? - Pues claro cariño; ves, que ahora mismo voy yo. Me fui a su dormitorio, me quité la ropa y me metí en calzoncillos en la cama. A los cinco minutos, entró mi madre, se quitó el chándal que llevaba, se puso el camisón y se metió también. - ¿Estás mejor? –me preguntó, ya con la luz apagada. - Sí, algo mejor… - Bueno, pues ahora estate tranquilo y descansa. Eso intenté, pero no había manera. No me podía dormir, estaba desvelado. Pasó un buen rato, puede que una hora, u hora y media. Bebí agua, y me cambié de postura, pero nada. Así que, lentamente, me incorporé para ir a mi habitación. Una paja era lo que necesitaba, me relajaría y dormiría. Pero cuando ya estaba levantándome, una voz me detuvo. - ¿Dónde vas? –preguntó mi madre, con voz somnolienta. Joder, pensaba que ya dormía. Quería irme sin hacer ruido, pero ahora ya me había oído. - Pues… es que no me puedo dormir –indiqué. - Anda túmbate y cierra los ojos; aunque no te duermas descansarás –propuso. - No no, es que… mejor me voy a mi cuarto –dije, nervioso. En ese instante entendió. Se quedó unos segundos callada. - Pero… no tienes por qué irte –dijo al fin. - Hombre, mamá… –repuse. - Me dices casi a diario que vas a tocarte a tu habitación, y luego más veces que no me lo dirás. Muchas veces te tocas en tu cuarto y estoy yo en el salón, o más aún, aquí en la habitación de al lado. Sé lo que estás ...
... haciendo porque me lo dices. Y el otro día te pillé en el lavabo… - Mamá, no me lo recuerdes –le interrumpí. - Bueno, pero es lo que te digo. No va a cambiar nada que te vayas a tu habitación. Sé lo que vas a hacer. Puedes hacerlo aquí si quieres, no me va a m*****ar ni a dar asco –su voz ya no era de sueño, sino que transmitía confianza y seguridad. Me invitaba a masturbarme en su cama, junto a ella. Esto ya era traspasar una frontera. Una cosa era no tener tabúes en cuanto a nuestros cuerpos, y estar desnudos uno al lado del otro sin problema, pero practicar el sexo, aunque sea con uno mismo, al lado de tu progenitora, era otra bien distinta. Pero yo realmente lo estaba deseando. En mi cabeza no había ni rastro de Tamara, al menos desde hacía un rato, y el morbo me dominaba. Me bajé los calzoncillos y quedé desnudo. Mi polla estaba flácida, por los nervios. Pero estaba muy excitado y comencé a acariciarla. No tardó en ponerse dura. Allí, bajo las mantas, y con la luz apagada, me estiré la piel muy despacio hasta arriba, y luego hasta abajo, descubriendo el glande. Sentía el roce de la sábana en mi miembro, que poco a poco iba soltando líquido preseminal. Y mi madre justo al lado, quieta como una estatua. Ignoraba si tenía los ojos abiertos o cerrados, y si estaba atenta o trataba de dormir, ajena a mi actividad. Aún así, yo intentaba disimular, moviéndome muy despacio, como si así no fuera a darse cuenta. Era muy contradictorio: me masturbaba a su lado, excitadísimo por el hecho ...