1. Mi Madre Desnuda ante el Espejo


    Fecha: 09/02/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... apeteció muchísimo tocarlas y rozarlas, y era muy difícil contenerse, sobre todo teniendo en cuenta que estaba dormida. De modo que me acerqué más a ella, y le puse la mano cuidadosamente en la pierna. No se inmutó, así que se la acaricié suavemente, desde la cadera hasta la rodilla y luego hacia arriba otra vez. La finura de su piel era deliciosa, y seguí pasando la mano por su muslo una y otra vez, muy despacio. No quería separarme de ella, del exquisito tacto que me ofrecía su cuerpo. Ni siquiera intenté hacer algo que hubiera sido tremendamente fácil, tocarle el culo. Con acariciar una pierna me bastaba. No tardé en tener una erección. Me sentí turbado, la misma sensación que experimenté cuando me pilló tocándome en el baño. Pero ahora mi confusión se acrecentaba: cuando me masturbé en el wc lo hacía a escondidas; en cambio ahora yo estaba buscando el contacto. Me estaba excitando muchísimo, y hubiera querido parar, pero no podía. Sabía que estaba mal, y que me estaba aprovechando de que mi madre se encontraba dormida, pero sencillamente no podía quitar mi mano de su cuerpo. Aunque mi pecho y mi brazo estaban pegados a ella, separé mi pelvis para que no pudiera notar mi erección. Si se movía y me tocaba abajo, se hubiera dado cuenta del empalme y no era plan. En ese momento se despertó y me cogió el brazo. Aún de espaldas a mí, se puso mi mano en su regazo, para que la abrazara. Hice esfuerzos por separar la parte baja de mi cuerpo, e intenté meter la polla entre mis ...
    ... piernas para no tocarla con ella. - Buenos días, cariño –dijo con voz somnolienta. - Buenas, mama. Se dio la vuelta quedando frente a mí, y vi su sonrisa a la tenue luz que se colaba por la persiana. - ¿Qué tal has dormido? –y me dio un piquito en los labios. No es que me diera picos con frecuencia, pero a veces, cuando me voy a un viaje, o vuelvo a casa después de unas vacaciones, me da un pequeño beso en los labios, carente de connotaciones sexuales. Este era uno de buenos días. - Bien, muy bien… en esta cama grande siempre duermo de lujo –dije nervioso. Aunque el beso de mi madre no tenía segundas intenciones, en el estado de excitación en el que me encontraba, y con la polla dura bajo el calzoncillo, me había dejado algo aturdido. - ¿Ya estás más tranquilo esta mañana, tesoro? –se interesó. - Sí sí, mucho mejor –mentí. El deseo ardía en mi interior–. Me levanto ya. Salí de la cama ocultando mi erección. Pero en lugar de ir a mi habitación a vestirme, fui directo al aseo. Me desnudé y me metí en la ducha. Allí, bajo el agua, me masturbé con furia pensando en el roce de las piernas de mi madre. Me sentía culpable por ello, pero al menos tenía el alivio de que dentro de la ducha no me pillaría cascándomela.-------------- Los días siguientes intenté no pensar en las nuevas pasiones que parecía estar experimentando. Me decía a mí mismo continuamente que mi madre no me atraía en realidad, que sólo me refugiaba en la mujer más próxima tras haber roto con Tamara. Si hubiera tenido ...
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