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¿De verdad con nadie lo habías hecho así? (5)
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: pinkdemon, Fuente: CuentoRelatos
–¿Y por qué dices que soy una pendeja? –Le pregunto a don Luis después de nuestro encuentro, no me quiere decir hasta que lo presiono a tal forma que termina diciéndome que mi marido me engaña con Reynalda, mi sirvienta y que él al descubrirlos la chantajeó para tener encuentros con ella los miércoles. Con razón los boletos de hotel que encontraba en sus pantalones y aquellas salidas a la casa de mi suegra para que Reynalda le ayudara según él, o sea que mi suegra también estaba enterada o era cómplice de mi marido y yo sin saberlo. Y eso no es todo, en la semana me entero que Rita, la hija de don Luis, anda con el vigilante del fraccionamiento, ella misma me lo confiesa, pero no ha llegado a más que besos y abrazos. En fin, es el cumpleaños de la esposa de don Luis y mi esposo ofrece la casa para hacer la fiesta, todo transcurre con normalidad, como el negocio de don Luis es de organizar eventos él se encarga de todo, yo ando de allá para acá vigilando que todo esté bien, de repente observo a mi marido platicando con Reynalda, voltean a verme y platican, nerviosa continuó con mi labor hasta que Reynalda me interrumpe. –Señora, allá afuera hay un señor que busca a Reynalda, ya le dije que yo soy Reynalda, pero insiste en que no soy yo. –¿Le preguntaste su nombre? –Si, dice que se llama Remigio –Quien sabe quién será, le digo entre nerviosa y deseando que me trague la tierra. La tensión sube ya que Remigio proporciona las características de la persona ...
... que busca y obviamente coinciden conmigo. –No mames Arleth ¡como con un pinche albañil! –Vocifera mi marido, quien me lleva a la recámara de la casa para reclamarme. –No mames Raúl ¡como con mi pinche sirvienta! Le revierto, y ¿con tu secretaria? Y ¿con la de la limpieza de tu oficina? No sabe que contestar, sale de la recámara furioso y yo con más calma afronto la situación encaminándome hacia el portón de la casa, pensando en una y mil cosas que le podía decir a Remigio. –¿Por qué no me presentas al señor? –Dice mi marido el cual me alcanza en el portón. –Mi nombre es Remigio Zacarías, –dice, mostrando madurez y templanza. –Soy albañil y… –ha, ok, viene a ver la barda ¿verdad? –Dice mi marido –Querida, porque no le muestras al maestro la barda que hay que reparar. –Si, claro, sígame por favor Caminamos por entre la gente que sigue en lo suyo, lo guío hasta la parte más alejada del jardín por detrás de la casa enfundada en mi vestido blanco muy corto y escotado con mis zapatillas de tacón alto, para esta ocasión me recorté el cabello de tal forma que me veo como una muñequita oriental con el cuello descubierto. Por un momento quedamos mirándonos fijamente hasta que su mirada me hace enrojecer, se acerca y aplasta sus labios contra los míos, al principio me resisto vigilando que nadie nos mire, empiezo a sentir como va creciendo su bulto punteándome, me lo restriega mientras lame mi cuello. –Espérate nos pueden ver, –le digo suplicante No ...