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¿De verdad con nadie lo habías hecho así? (5)
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: pinkdemon, Fuente: CuentoRelatos
... se detiene, puedo sentir como está loco por penetrarme ahí mismo, le correspondo abriendo la boca y entregándole mi lengua ansiosa, restregándome con fuerza en su pelvis a la contra de sus movimientos, para después bajar mi manita y apretarle el pene masturbándolo por encima del pantalón, Remigio se las arregla para subir mi vestidito y empezar a dedearme. –hum, así, don Luis, así. –Él se detiene, mi mente alcanza a comprender el tremendo error. –¿Don Luis? –Me dice serenamente alejándome lentamente de el Intento remediar la situación haciendo como que no ha pasado nada, ninguna súplica es suficiente, él recoge su mochila y se encamina al portón lenta pero decididamente. Intento integrarme a la fiesta triste, resignada, obviamente no iba a salir corriendo detrás de el en medio de tantos conocidos, pero curiosamente no encuentro a mi marido ni a mi sirvienta, ni a Luis ni a su familia, en medio del bullicio me dirijo al cuarto de servicio con las llaves en la mano y descubro a don ¡Luis y a Reynalda!, subo a la recamara y ahí están Rita y el vigilante, tan concentrados que ni se dan cuenta, pero ¿Dónde está mi marido? No tardo mucho en encontrarlo, lo encuentro en la bodega con ¿doña Cuquita? ¡La esposa de don Luis! No les digo nada, solo cierro la puerta y regreso con los demás invitados. Viéndolo bien doña Cuquita no esta tan mal, obvio que es menor que su marido, pero todavía aguanta la señora, me digo a mi misma. Durante una semana mi mente batalla ...
... con la idea de ir o no a buscar a Remigio, y de nuevo Rita entra en mi ayuda ya que de mi parte lo busca en la plaza para decirle que lo espero en la casa, precisamente el día en que de nuevo mi marido lleva a Reynalda a “casa de su mamá”. Nerviosa siento el tiempo pasar y nada, no llevo puesto nada fuera de lo normal, mi vestido corto y floreado con los hombros descubiertos, mis sandalias y un coordinado de brasier y cachetero color durazno, mi corazón salta al escuchar los toquidos de la puerta, no tardo en abrir sonriente y mirar a Remigio enojado, serio, retador. Me toma de la cintura sin molestarse ni en cerrar la puerta y me aprieta contra él besuqueando mi cara y mi cuello, intento apartarme, no me está gustando la forma en como me está tratando, pero tiene muchas fuerzas. –No, por favor, –le digo suplicante –¿por qué no me dijiste que estas casada? –Quien chingados es don Luis, –me pregunta bufando de coraje –Tu eres mía, solo mía, ¿entiendes? Trato de calmarlo, pero es inútil, me toma del pelo fuertemente dándome un tirón haciendo que levante la cabeza, me succiona el cuello haciéndome chupetones como marcándome para él, como puedo me zafo de sus brazos, pero me alcanza aferrándome de la cintura, arrancándome la ropa me tira en el sillón de la sala, me incorporo intentando calmarlo y huir del lugar. –Espérate, ¿a dónde vas? Me dice deteniéndome y tomándome con fuerza, volteándome de espaldas a él me coloca en cuatro mientras desabrocha su ...