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Un trío muy caliente
Fecha: 22/10/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Analya, Fuente: CuentoRelatos
... bombardeo de esa herramienta gigantesca. Y tú, furiosa, me masturbabas con rabia y deseo, y mi cuerpo ya era un extraña mezcla de sudor y locura. El rey romano cambia de escenario y en la contienda desea abusar de su súbdita, de su esclava que estaba sobre una alfombra disfrutando con su protegida en el coliseo. La arena del circo se vuelve más caliente. La temperatura aumenta sin clemencia. Comienzo a sentir el perspicaz acercamiento hacia donde no puedo ver, al lugar en donde el arremete con fuerza e impulso, empujando aún más fuerte, llenándome de placer y gozo. No podía por ello dejar a mi princesa sin satisfacer un minuto, pues continuaba manejado un buen ritmo con mis manos dentro de su sexo por demás chorreante de lujuria. Y el momento, el anuncio de la explosión y las esclavas en busca de la leche ordeñada para bañar a Cleopatra; el agite de la carne para buscar nuestras caras golosas. El hombre, el novio infiel, cierra los ojos, muerde sus labios y descarga toda su embriaguez sexual en nosotras que nos besamos. En la búsqueda eterna del amor y de las lenguas, el ...
... semental nos riega con su manantial. Mi princesa y yo recibiendo gustosas la lluvia de leche anunciada. Y el rey no ha muerto, solo descansa de su arduo trabajo. En tanto, con mi niña continuamos abrazadas, refregándonos besos, más abrazos y bocas que buscan no perderse ningún ápice de transpiración o de ese esperma cada vez más espeso que terminó en nuestras caras. Existe un cambio de escenario y es en la cama en donde ella me ofrece su culo generoso para decirme sin palabras que lo castigue sin misericordia, que lo abra bien con mis dedos y lo goce como yo quiera. Yo dueña, poseedora de la redondez de sus nalgas, propiedad privada de mis deseos. En el final de la contienda, ella no podía dejar a su macho con el sexo entre su mano, nuevamente agitándolo como si fuera un ser superior, frente a su boca glotona, y se dispuso a chuparlo con arrebato. Yo miraba obnubilada por la excitación y el temblor de mis dedos aventureros me avisa de un nuevo y explosivo orgasmo. Tú, en cambio me mirabas con inocencia y perversión. Tus ojos brillaban y tu rostro resplandecía con más leche de su rey.