1. La señora de la limpieza se lo merece


    Fecha: 23/10/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... dinero… no digas nada -confesó en tono suplicante.
    
    -Eso no será suficiente me temo.
    
    María se puso nerviosa, no sabía dónde poner las manos.
    
    -Sabes, esto no es obligatorio… puedes irte si quieres. -le dijo tuteándola.
    
    La mujer sopeso irse, pero necesitaba ese dinero y buscar otros sitios era complicado.
    
    -¿Qué tengo que hacer? -respondió con nerviosismo.
    
    Juan contestó. El delito no podía quedar impune y a cambio de su silencio, tendría que ser castigada.
    
    -¿Castigada? ¿A qué te refieres?
    
    -Pues para empezar te daré una buena azotaina y a continuación te desnudas ¿vale?
    
    La tez pálida de María se coloreó de rojo. Sentía vergüenza y miedo a un tiempo.
    
    Juan tomó asiento y ordenó a la mujer que se tumbase boca abajo sobre sus rodillas.
    
    -De momento conservarás los pantalones.
    
    Primero con la mano y luego con un grueso cepillo, Juan azotó el culete de la sirvienta con intensidad durante un buen rato.
    
    -Creo que es suficiente por ahora -comentó al terminar
    
    La mujer se incorporó y se frotó las nalgas.
    
    Juan, dispuesto a llegar hasta el final, le dio una nueva orden.
    
    -¡Desnúdate!
    
    -Pero yo…
    
    -Vamos, haz lo que te digo o vete.
    
    -¿Qué… qué vas a hacerme?
    
    -Ahora lo verás.
    
    Viendo que no había mucho más que decir, María se quitó la ropa quedándose en cueros. Las tetas no eran muy firmes, pero se conservaban bien y el trasero, algo caído, era carnoso, pequeño, compacto y con encanto.
    
    Juan se acercó a la mujer y comenzó a sobarle ...
    ... los senos. Luego apoyó las manos en el culete colorado por las nalgadas.
    
    -Está caliente todavía, pero tiene buen color. Me gusta el contraste del trasero bien rojo con tus pálidos muslos. Siéntate en la silla y abre las piernas.
    
    María obedeció.
    
    Juan frotó el sexo de la mujer con la mano derecha y luego le introdujo un par de dedos en la vagina. Estaba muy mojada.
    
    -Sabes, te has portado mal pero estás muy buena y me gustaría tener sexo contigo.
    
    -Vale. -dijo la mujer a quién, a pesar de su nerviosismo, la idea de hacerlo con aquel joven distaba mucho de ser desagradable… era casi una fantasía hecha realidad.
    
    Sin que nadie se lo indicase, María tomo la iniciativa y besó a Juan en los labios. El chico respondió y muy pronto las lenguas cargadas de saliva se entrelazaron de alguna manera y ansiosas, exploraron la boca del otro.
    
    -Puedo bajarte los pantalones
    
    No era una pregunta y Juan asintió.
    
    El pene, ya crecido, se empinó saltando como impulsado por un muelle en cuanto la mujer tiró de los calzoncillos.
    
    -Ahora, como castigo, tienes que chuparlo. -dijo el joven
    
    A María eso no le pareció un castigo y desde el principio se aplicó con entusiasmo a la tarea que se le había encomendado. El miembro se notaba duro en su boca y el sabor, sin ser el sabor de un beso, era adictivo.
    
    -En el cajón hay un preservativo. -informó el hombre.
    
    La mujer de la limpieza abrió el cajón y se encargó de enfundar el pene del varón en la goma transparente con sabor a ...