1. PODER SOBRE MARIA JOSE


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... me pedirás que te sodomice. Recuerda que si te niegas recibirás algunos castigos que serán inolvidables. ¡No puedo soportar más torturas! Entonces sabes lo que debes hacer: repetir “Señor, le pido que sodomice el cuerpo de esta sumisa rebelde”. ¡No puedo decir eso! ¿Prefieres que te torture hasta que no lo puedas soportar más? No, no, por favor. Mi cuerpo está lleno de marcas, no me torture más. Ya sabes lo que debes hacer. Amo, le pido que me sodomice. Yo la obligue a doblarse sobre la mesa, dejando su culo expuesto y le lubrique la entrada del culo. Consciente de lo que le esperaba se relajó todo lo posible mientras exponía el ano mientras unas gotas de vaselina lubricaban la entrada. Poco después el glande pugnaba por entrar en el estrecho agujero y el olmo bastión de la sumisa caía frente a mí. Pero ahora cuando debía separar sus piernas para ser penetrada de nuevo con un consolador por su coño ya no sentía repulsión, por el contrario comenzaba a gozar de recibirla por la vagina, pero la penetración por el culo era más de lo que podía suponer. Yo, con movimientos acompasados metía el consolador. Así permanecí unos minutos hasta que retire el consolador del coño de la sumisa. Se lo metí por delante y por detrás Los castigos eran siempre generalmente en la vagina aunque algunos eran por el culo. Por ese motivo mi sumisa ya no se sentía el dolor cuando era castigada, sino que pensaba en lo que luego vendría. Disfrutar. Ella fue llendo a trabajar yo iva a trabajar y nos ...
    ... veíamos en el jardín y de allí íbamos a casa juntos. Unos días después fue colgada de sus muñecas. Sus pies estaban a escasos veinte centímetros del piso. Yo me acerque portando cuatro modelos de látigos que usaría sobre la sumisa. Tome en mis manos una fusta. El culo sería el destinatario de los primeros azotes. Empuñe con firmeza la vara y con todas sus fuerzas lo descargue contra las nalgas de la sumisa. Un fuerte gemido llegó el lugar. Estaba decidido a azotarla hasta que todo su cuerpo quedara cubierto de marcas. Ese sólo era el comienzo. Luego de los veinte azotes en el culo con la fusta, tome un látigo de cuero trenzado. Con él castigaría la espalda, pero debido a la longitud de la cola también marcaba el vientre. Otra veintena de azotes. Luego tomando otro látigo de cuero, pero con nudos cada cinco centímetros me dispuse a castigar la parte delantera de la sumisa, desde el vientre hasta arriba de las tetas. Cada impacto dejaba una línea roja con puntos más grandes en las ubicaciones de los nudos. Debido a la extensión a castigar allí descargó cerca de cincuenta azotes. La sumisa ya ni gemía. Estaba exhausta. A un faltaban las piernas. Para ello yo decidí usar unas disciplinas. Le dio un movimiento giratorio al cuerpo de la sumisa de manera tal que los azotes caían ora en la parte delantera, ora en el costado, ora atrás. Cuando considere que estaba suficientemente marcada, pare En los días sucesivos debió soportar ser azotada mientras estaba colgada de sus tobillos, montar ...
«12...6789»