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El Reino del Daddy. El Estudio de Adrián
Fecha: 28/10/2025, Categorías: Gays Autor: GTor0, Fuente: TodoRelatos
Soy Manuel, 62 años, un directivo medio en una empresa de mierda donde paso el día fingiendo que me importan los informes y las reuniones, con una barriga que cuelga como un globo desinflado, un pecho cubierto de canas grises y una espalda que cruje con cada movimiento. Todavía no me he jubilado, aunque lo pienso cada puto día, sobre todo desde que mi vicio me ha convertido en un adicto al sexo crudo, con pollas en la boca, culos abiertos y semen chorreando por todos lados. Mi matrimonio con Ana es una carcasa vacía: desayunos silenciosos donde el café es lo único caliente, tardes de rutina que me asfixian y noches donde su pijama de algodón me recuerda que el deseo entre nosotros se pudrió hace años. Pero mi polla, joder, está más viva que nunca, dura como una roca al pensar en Adrián, ese cachorro de 31 años que he convertido en mi puta personal, follándolo hasta que grita "Daddy" y su culo gotea mi lefa. Todo empezó en esas sesiones de "terapia" con Diego y Sergio, donde me follaban hasta el cansancio, pero me enseñaron a ser activo, a dominar. Adrián fue mi primer sumiso real, presentado por Sergio, supervisado por Diego. Lo follaba semanalmente en el piso de Lavapiés, atándolo, dándole nalgadas, metiéndole la polla en la boca hasta que arcadas le hacían llorar, y luego destrozándole el culo con embestidas brutales, mi barriga chocando contra sus nalgas mientras él suplicaba más. Adrián, aunque casado con una tía que no sabe nada, vive con ella en un piso normal, ...
... pero tiene un estudio alquilado en Usera, un cuchitril pequeño que no renta porque lo usa para sus vicios discretos: un colchón en el suelo, paredes desconchadas, un baño minúsculo y un olor a sexo acumulado que me pone la polla dura solo de entrar. Una tarde, después de una sesión donde lo había follado hasta dejarlo temblando, Adrián me miró con ojos sumisos, su culo todavía goteando mi semen. "Daddy, tengo un estudio en Usera. Es mío, para disfrutar tranquilos. Ven cuando quieras," dijo, entregándome una llave fría y brillante. Joder, mi polla dio un respingo. "Te follaré todos los días, puta," gruñí, dándole una nalgada que dejó su nalga roja. Desde entonces, el estudio se convirtió en mi reino: escapaba del trabajo a la hora de almuerzo, inventando excusas como "reunión externa", o después de la oficina, diciéndole a Ana que tenía "horas extras". Llegaba al estudio, Adrián esperándome desnudo, de rodillas, su polla dura y su culo listo. El primer día con la llave, entré sin avisar. Adrián estaba allí, masturbándose en el colchón, gimiendo bajito. "¡Daddy!" exclamó, sorprendido pero excitado. Lo agarré del pelo, tirándolo al suelo. "Chúpamela, zorra," ordené, bajándome los pantalones, mi polla saltando libre, gruesa y venosa. Su boca la envolvió, chupando con hambre, lamiendo mis huevos peludos que colgaban pesados, succionando cada uno mientras arcadas subían por su garganta. Lo follé la cara, empujando profundo, saliva goteando por su barbilla y mi barriga. "Traga, ...