El Reino del Daddy. El Estudio de Adrián - Relatos Eróticos

El Reino del Daddy. El Estudio de Adrián

... puta," gruñí, corriéndome en su boca, lefa espesa que tragó ahogándose, tosiendo pero lamiendo cada gota. Luego lo puse a cuatro patas, lubricando su culo con saliva mía, escupiendo directamente en su ano rosado. Me lo follé duro, embistiendo como un animal, mi barriga chocando contra sus nalgas firmes, su culo apretado exprimiéndome la polla. "¡Fóllame, Daddy!" gritaba, y yo aceleraba, dándole nalgadas que dejaban marcas rojas, mi mano gorda dejando huellas en su piel. Me corrí dentro, semen caliente llenándolo, goteando por sus piernas mientras él eyaculaba en el colchón, temblando.

Todos los días era lo mismo, pero más crudo. Llegaba del trabajo, estresado por jefes idiotas, y descargaba en Adrián. Una vez, lo encontré con un plug en el culo, preparándose para mí. "Buen chico," dije, quitándoselo de un tirón, haciendo que gemiera. Lo até con cuerdas que traía de casa, sus muñecas detrás de la espalda, y lo follé boca abajo, mi peso aplastándolo, mi polla entrando y saliendo de su culo, estirándolo hasta que lloró de placer. "Eres mi puta, Adrián," gruñía, pellizcándole los pezones, haciéndolo suplicar: "Sí, Daddy, úsame." Me corrí en su culo, y luego lo obligué a lamer mi polla limpia, tragando restos de lefa y lubricante, su lengua desesperada en mis huevos sudorosos.

Adrián, el cabrón, quería más. "Daddy, tengo un amigo, Pablo, 29 años, sumiso como yo. Es dócil, quiere servirte," dijo una tarde, después de que lo hubiera follado hasta dejarlo exhausto. Mi polla ...

... se endureció al instante. "Tráelo, puta, y veréis cómo os hago sentir como mis perras." Al día siguiente, Pablo estaba allí: delgado, pelo largo, culo pequeño pero apretado, ojos tímidos. Los dos se arrodillaron frente a mí, desnudos, pollas duras. "Chupadme, zorras," ordené, y sus bocas atacaron mi polla, una lamiendo el glande, la otra succionando mis huevos. Arcadas subían mientras se turnaban para tragarla profunda, saliva goteando por mi barriga. Los follé la cara a dúo, empujando en una boca y luego en la otra, gruñendo: "Sois mis putas."

Puse a Adrián a cuatro patas, follándolo duro, mi polla entrando en su culo ya abierto por el uso diario, mientras Pablo lamía mis huevos desde abajo, su lengua en mi ano mientras embestía. "¡Fóllame, Daddy!" gemía Adrián, y yo aceleraba, dándole nalgadas, su culo rojo vibrando. Cambié a Pablo: su culo virgen para mí, apretado como un puño, lo abrí despacio al principio, pero luego embestí salvaje, mi barriga presionando su espalda delgada, sus gritos de placer llenando el estudio. Adrián chupaba mis huevos mientras follaba a su amigo, lamiendo donde mi polla entraba y salía. Me corrí en el culo de Pablo, semen chorreando, y luego hice que Adrián lo lamiera, tragando mi lefa de su amigo's ano.

Los dos me hacían sentir como un rey: me chupaban la polla al unísono, uno en el glande, el otro en los huevos, mientras yo fumaba un cigarro en el colchón, gruñendo órdenes. Los follaba en cadena: Adrián cabalgándome, su culo bajando en mi ...