1. Alex, 18 años, casi Alexia de tan lindo (7)


    Fecha: 10/02/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... absoluta obediencia del chico y dijo:
    
    -Te autorizo, nenenena… Te llevo al baño de tu habitación y ya sabés, sentadito al revés en el inodoro te masturbás, acabás en la mano y te tomás toda tu lechita…
    
    -Sí señora… Lo que usted quiera…
    
    -Lo que yo quiero es lo que vos también querés, ¿o acaso no te gusta tomar tu propia lechita?
    
    -Sí… me… me gusta, señora Ligia… -aceptó Alex con las mejillas ardiendo como brasas y la verga erecta y dura por la humillación a que era sometido y que tanto lo excitaba.
    
    Llegaron al baño y el ritual se cumplió según lo previsto. Alex se masturbó y bebió luego hasta la última gota de su propio semen. Pero la noche le tenía reservada a Ligia una sorpresa, y muy grata por cierto. Alex se había quitado la túnica y las ojotas y estaba por meterse en la cama con el collar, puesto que no le era permitido quitárselo nunca, cuando preguntó con voz algo temblorosa:
    
    -¿Puedo… puedo hablar, señora?...
    
    La matrona estaba apurada por ir a su cuarto y masturbarse luego de tanta excitación y entonces le dijo:
    
    -Sí, dale, ¿qué querés? Hablá rápido y a dormir y preparáte para lo que te espera en mis manos, porque tengo planes para vos, bomboncito.
    
    “Planes”… repitió Alex para sí mismo y sintió de pronto un deseo intenso de estar por completo en manos de esa mujer que tanto lo excitaba por su forma de dominarlo y de usarlo sexualmente.
    
    -Conozco a un chico… -dijo luego de una pausa y sin poder contenerse.
    
    -¿Qué?...
    
    -Usted me… me dijo que ...
    ... esas señoras iban a salir mañana a buscar a un chico y yo… yo conozco a uno…
    
    Ligia mostraba en su rostro el asombro que le causaba lo que Alex estaba diciendo y ganada por la curiosidad y el interés lo alentó a explicarse.
    
    -Digo que hay un chico, compañero mío en la secundaria, bastante amigo… Es muy lindo… Morochito, de pelo enrulado, lindo de cara, buen cuerpo… linda cola, lindas piernas… Yo lo miraba mucho en las duchas, después de la clase de gimnasia…
    
    -¿Te calentaba? –interrumpió Ligia cada vez más interesada en el relato de Alex.
    
    -No… Usted ya sabe que no me calientan los chicos… Pero lo… lo miraba para compararme con él, creo…
    
    -¿Qué querés decir, nene?... –lo apuró la matrona.
    
    -Que… que a mí me parece que Diego puede ser el chico que me reemplace con los Amos… Yo… Yo le puedo decir cómo agarrarlo, señora… -precisó Alex mientras sentía en su interior un torbellino surgido de esa perversa decisión de entregar a su compañero de clase al apetito sexual de los Amos, de ayudar a arrancarlo de su vida corriente y convertirlo en carne de verga, como lo era él. Se estremeció al asumir en qué especie de demonio se estaba transformando, pero siguió adelante: -Diego va los lunes, miércoles y vienes al gimnasio… Sale a las siete de la casa y camina tres cuadras… Vuelve a las nueve… Lo pueden agarrar a la ida o a la vuelta, señora…
    
    -¿Por qué lo querés entregar?... preguntó Ligia.
    
    -No sé… No sé, señora… No sé… -mintió Alex retorciéndose las manos, con la cabeza ...