1. La madre de mis sueños, ahora llena de semen


    Fecha: 14/08/2017, Categorías: Gays Autor: AlexChup, Fuente: CuentoRelatos

    Los numerosos trabajos escolares me obligaron a ir día sí día también a casa de Juan, un amigo que, a pesar de no ser el mejor, era buena persona, durante una semana.
    
    Aunque fuera por trabajos, ir a su casa era una gozada, primero, porque su casa era gigante, como una mansión, y segundo, por su madre Déborah.
    
    Ella, como muchas otras, rondaba por mi cabeza la mayoría de veces que me masturbaba, incluso le hice un cum tribute que nunca llegué a enseñar.
    
    En su casa me pasaba el día mirándola con deseo, y creo que alguna vez me ha pillado, pero no lo he tenido en cuenta. Su culo merece todas las miradas del mundo.
    
    Desde que cumplí los dieciocho me he estado planteando seriamente el pedirle sexo. De hecho, siempre que voy a su casa, llevo condones.
    
    –Álex, ¿puedes ir a buscar mi móvil? –preguntó Juan.
    
    –Claro. ¿Dónde está?
    
    –En mi habitación, cargando.
    
    En el camino a su habitación está la habitación de Deborah, donde se encontraba. No pude evitar mirar. Lo que vi me sorprendió y excitó más de lo que nunca había estado: se estaba tocando viendo fotos. No sé qué fotos eran, lo que sí sé es que lo estaba disfrutando como la perra que era.
    
    Quería seguir mirando, pero tenía que buscar el móvil de mi amigo. Fui a por él y al volver Juan dijo:
    
    –Has tardado mucho. ¿Acaso te ha estado hablando mi madre?
    
    –No, para nada. Estaba en su habitación.
    
    –Últimamente pasa mucho tiempo ahí... A veces, y no digas nada, la escucho gemir o incluso gritar. Sospecho que ...
    ... tiene un amante, puesto que mi padre está fuera de casa. Eso, o se masturba durante toda la noche.
    
    Escuchar eso me puso aún más, hasta el punto en el que tuve que ir al lavabo.
    
    Mi polla iba a estallar. Cerré la puerta del baño y empecé a tocarme como loco, hasta que las vi, en una cesta.
    
    Unas bragas. Eran de Déborah y estaban usadas.
    
    En un momento de locura, las cogí, las olí y las puse en mi polla para masturbarme más. Quería hacerle de todo. Follarle la garganta, romperle el coño, partirla en dos, llenarla de mi semen...
    
    Me corrí, y los chorros llenaron todas las bragas. Genial, ahora tendría que esconderlas.
    
    De repente, escuché unos pasos rápidos y miré a la puerta. Alguien la había entreabierto. Mierda, me habían pillado. Mierda, mierda, mierda. Decidí guardarme las bragas y, por ese día, me fui a casa.
    
    Al día siguiente, sábado, recibí tres mensajes por la mañana. Dos eran de Juan diciéndome que ese día no estaría en casa, y otro de Déborah. Al abrirlo, vi un audio, en el que decía:
    
    –Hola, Álex. Creo que ayer te llevaste algo de mi pertenencia, ¿podrías venir hoy a devolverlo? Además, quisiera hablar contigo.
    
    Obviamente, fui, nervioso. Supuse que iba a echarme la bronca por correrme en sus bragas y encima llevármelas conmigo. Admito que esa noche las había usado más veces, por lo que seguían sucias.
    
    Piqué y, cuando me abrió, me metió directo en casa. Llevaba una bata de estar por casa, cual cosa me excitaba. Me pidió las bragas, se las di, le ...
«12»