1. La madre de mis sueños, ahora llena de semen


    Fecha: 14/08/2017, Categorías: Gays Autor: AlexChup, Fuente: CuentoRelatos

    ... expliqué por qué seguían sucias y sonrió un poco.
    
    –¿Te gusto, Álex? –preguntó en un tono sexy, mientras se acercaba a mí. Tenía la polla a cien.
    
    –Mucho –contesté, y acto seguido dirigí mi mano a su cintura. Sabía lo que estaba a punto de pasar.
    
    Me tiró al sofá, se puso encima de mí y empezamos a morrearnos. Déborah sabía besar, y muy bien. Una vez ambos habíamos calentado, se arrodilló en el suelo, me bajó el pantalón y sacó mi polla, durísima. Subió y bajó un poco la mano, haciéndome una paja que, a día de hoy, recuerdo como una de las mejores, al igual que lo que vino después.
    
    Pasó la lengua por todo mi pene durante un rato, parándose en ciertos puntos para hacerme gemir como loco. Sentía que mi polla iba a estallar en cualquier momento, como un volcán en erupción.
    
    Después se metió mi pene en la boca. Jugaba con él usando la lengua, bajando hasta los huevos y subiendo hasta el glande como una mamadora experta, succionándolo todo. En un momento de frenesí cogí su cabeza y empecé a follarle la garganta. La amaba. La amaba con locura. Su cara de puta, con esos ojos ...
    ... café. Su pelo, tan agarrable. Su cuerpo sensual, con esas tetas que me gustaban tanto y ese culo que me la ponía durísima. La amaba, y quería sentirla en todo su esplendor. Mientas le metía la polla hasta el fondo, algunas lágrimas empezaron a salir de sus ojos, mientras hacía un intento por sonreír, cosa difícil estando con una polla en la boca.
    
    Sacó mi polla de su boca y volvió a ponerse encima. Me puso un condón que tenía en mi mano por si acaso esto sucedía. Apuntó con mi polla a su coño y se la metió sin pensarlo. Gritó, se tiró sobre mi cuerpo y empezó a cabalgar. Su coño se sentía genial, era lo que siempre había soñado. En un momento dado, volvimos a morrearnos mientras follábamos. Era lo mejor del mundo. Empecé a darle yo también, lo más rápido y duro que pude. Se separó de mí y empezó a gritar.
    
    –Dios mío, Álex, ¡sigue! Quiero sentirte más...
    
    Estuvimos así un buen rato hasta que me corrí. Se sintió increíble.
    
    Le agradecí haber pasado ese rato juntos. Me regaló las bragas que llevaba antes de follar y me besó como despedida.
    
    Ojalá haberle reventado el culo. 
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