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Katherine, la mocosa enfadosa de la oficina
Fecha: 31/10/2025, Categorías: Dominación / BDSM Fetichismo Autor: Gatito664, Fuente: SexoSinTabues30
Esa tarde estaba ocupado llenando formatos en el cubículo cerrado de la oficina; faltaba poco para terminar y poder irme. Todos los asesores se despidieron y se retiraron a descansar… Todos excepto Katherine, esa chica que siempre trataba de hacer lo que fuera para molestarme, pero tenía cierta gracia. Nunca sabía si realmente me odiaba o si solo era su forma de llevarse conmigo. Cada que podía, se burlaba de mí y yo de ella, pero siempre me miraba de una forma muy traviesa. Katherine era una chica hermosa, un par de años más joven que yo. Tenía el cabello lacio y rojizo, era delgada, de tez clara y un cuerpo muy lindo, pero nada voluminoso. Ella nunca me llamó la atención ni un poquito. Quiero decir… era hermosa, pero nunca la vi con ninguna intención. Cuando todos se habían ido, ella entró a mi oficina sin preguntar, haciendo sonar sus tacones y dominando el espacio como un pavo real. Llevaba una falda café y una blusa blanca que se transparentaba bastante, sin llegar a verse vulgar. Yo apenas levanté la mirada para despedirla. —Katherine, ¿ya te vas? —No —respondió ella como suspirando—, venía a molestarte un rato antes de irme. —Jajaja, lo siento, pero hoy sí estoy lo bastante ocupado como para seguirte el juego. Ella se sentó en una silla, reclinándose y cruzando sus piernas con una actitud un tanto desafiante. —Lo sé —dijo con tono burlón—, sé que no serías capaz de seguirle el juego a ninguna mujer. —¿A qué te refieres con eso, mocosa? ...
... —dije mirándola a los ojos y sonriendo. Ella detestaba que le dijera mocosa, y lo sabía. —Ya sabes, no pareces la clase de hombre que satisface a una mujer. —Te sorprendería lo que soy capaz de hacer… y más con una niñita como tú. Por primera vez noté en su mirada una especie de sumisión y complicidad. Ella se mordió un dedo, como dudando si debía hacer su siguiente movimiento o no. Pero ya lo tenía planeado desde hace tiempo. —Bien, me gustaría ver lo que puedes hacer —dijo mientras quitaba las cosas de mi escritorio. Se sentó sobre él, posando sus pies en mi silla y abriendo sus piernas, dejando al descubierto que bajo su falda no llevaba nada más. Había estado así todo el día. Yo estaba completamente hipnotizado, viendo esa vagina perfecta, rosadita, húmeda y hermosa, sin nada de vello y con ese delicioso aroma a mujer que es irresistible. —¿Y bien? —dijo Katherine al verme embobado observando su hermosa vulva—, ¿te vas a acobardar, hombrecito? Aún no terminaba de decir eso cuando yo ya la había tomado de la cadera y jalado bruscamente un poco más hacia mí, hundiendo mi cara entre sus piernas para empezar a disfrutar de ese manjar sexual que esta belleza tenía entre las piernas. Empecé a lamer como desesperado, disfrutando del sabor tan delicioso de esta mujer, no por complacerla o demostrarle que podía complacer a cualquiera, sino porque en verdad era una delicia que quería disfrutar. Lamí los labios de su vagina de arriba a abajo e introducía ...