-
La secretaria quiso drogar a mi esposa
Fecha: 01/11/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos
... sirvan. Ya de noche, ambas pasaron a dormir en la misma cama. Bárbara fue paciente, y ya viéndola profundamente dormida, cuidando cualquier movimiento, sin poderle quitar, le subió el camisón de la pijama del que afloraron las grandes y hermosas tetas de mi mujer. Con la boca le atrapó los pezones oscuro y grande. Los besaba, lamía y chupaba a placer. Se sentía desleal y pecadora pero al poco tiempo ya no le importaba, y le decía, al oído: -Soy una demonio, que te desea mucho. Te ansío mucho, me gustas mucho, y me enloqueces. Déjame comerte. Todo lo decía, sin dejar de ensalivarle las tetas. Entrada en confianza, le bajó el pantalón de la pijama y en el estirón se llevó también la tanga. La lujuria de la Secretaria, la empujó a acariciarle la vagina. Sin importarle nada, le separó las piernas y su mano sobó la vulva de Mirna y chupó con curiosidad y ansiedad. Susurraba: -Que labios vaginales tan lindos. Son deliciosos. Su jugos y mi saliva le dan un sabor especial. Desde que te vi bañando, te hiciste mi mayor pasión y delirio-. Su lengua iba de arriba a abajo y a los lados, casi le llegaba al ano. Para luego chuparle con frenesí el clítoris. Su lengua entró entre los labios vaginales y después de rato, la volteó para separarle sus nalgas. Al ano ensalivó y besó. Estaba como loca; nada le importaba. Le empezó a meter dos dedos en ese terreno inexplorado. Siempre lento pero constante. Le besaba las nalgas pero paró para agarrar nuevas fuerzas, ...
... fue en ese instante que se llenó de temor, cuando escuchó de Mirna, decir: -Eso fue todo. Bárbara enmudeció, se sentía descubierta, acorralada, presa del pánico, pero mi esposa, al incorporarse, sacó de su cuerpo la blusa y el pantalón de la pijama qué no habían sido completamente quitados. Tomó a la temerosa Bárbara del cabello, y ya cara a cara, la besó. Silenciosas quedaron por un rato, sin palabras ni gestos, simplemente sus lenguas se enroscaban en ese beso profundo. Mirna estaba bien despierta. Pues nunca se tomó las pastillas para el sueño. Las manos de ambas, acariciaba sus rostro con mucha dulzura. Ese beso fue más allá, pues ambas se poseyeron. No hablaban pero quedaron recostadas sobre la cama. La lengua y saliva se compartían. El manoseo fue a las tetas. Las bocas buscaron el manjar de los pezones. Los gemidos sonoros rompieron el silencio. Mirna, le dijo -Te quiero aquí, todos los días en los que no esté Luis. Prométeme que me harás feliz. Bárbara, no dudo para dar el Sí. Ahora era amantes. Mi cónyuge, tomando otra vez del cabello, a Bárbara la hincó. De pie abrió su compas para que la secretaria, lamiera su vagina. Bárbara disfrutaba de la fruta prohibida. Lamía de arriba abajo, a veces mordisqueaba suavemente y besaba sonoramente. Mi mujer, solo gemía y jadeaba. Sus jugos eran abundantes. Bárbara, se levantó, aventó a Mirna a la cama, y abriéndole las nalgas le empezó a lengüetear. Mirna paró su trasero para que Bárbara, la ...