1. Obsesión (2)


    Fecha: 02/11/2025, Categorías: Infidelidad Autor: ElPecado, Fuente: CuentoRelatos

    ... desesperación.
    
    —Santi, no puedo más —jadeó, arrojándose a sus brazos, sus cuerpos chocaron con una fuerza que hizo crujir los estantes, sus senos se presionaron contra su pecho.
    
    Santiago, consumido por el fuego que había ardido en su alma desde 2016, no lo pensó dos veces. Sus manos arrancaron la blusa de Andrea, los botones saltaron al suelo, revelando sus senos gloriosos, grandes, firmes, brillaban con gotas de lluvia. Desgarró el sostén de encaje, aventándolo al suelo, y hundió su rostro entre sus pechos, su lengua lamía con una voracidad salvaje, saboreando la piel cremosa, ligeramente salada por el sudor y la lluvia. Chupó sus pezones, sus dientes la mordían, arrancándole gemidos que se escuchaban en aquel almacén,
    
    —¡Santi, sí, más! —gritó ella, sus manos se enredaban en su cabello, atrayendo su cabeza hacia sus senos, su cuerpo se arqueaba, sus nalgas temblaban contra un estante.
    
    —Te he deseado tanto, Andy —gruñó Santiago, con una obsesión que había crecido durante años, mientras lamía sus pechos, estrujándolos con sus manos, sintiendo su peso, su firmeza, sus pezones endurecidos pulsando bajo su lengua.
    
    La volteó con un movimiento brusco, su espalda quedó frente a él, la curva de su columna era recorrida con gotas de lluvia, sus nalgas eran resaltadas por los jeans empapados. Besó su nuca, su lengua trazó un camino húmedo por su piel, mientras sus manos rodeaban su cintura, subiendo para masajear sus senos, sus dedos ahora jugaban con sus pezones, ...
    ... arrancándole gemidos que eran puro vicio. Su erección, dura, venosa, palpitaba bajo sus pantalones, rozando el culo perfecto de Andrea, sintiendo la tela de los jeans apenas conteniendo esas nalgas que había soñado poseer.
    
    —Eres mi maldita obsesión —susurró, su voz temblaba, mientras arrimaba su pene a sus nalgas, sintiendo la carne firme ceder bajo la presión.
    
    Andrea, desquiciada por el deseo, se desabotonó los jeans con dedos torpes, bajándolos junto con su tanga, la tela empapada cayó al suelo, revelando sus nalgas desnudas, su vagina ahora estaba expuesta, con pliegues rosados abiertos, brillando con su humedad, un charco de sus jugos goteaba en el suelo.
    
    —Tócame, Santi —suplicó, mientras lo ayudaba a quitarse los pantalones, sus manos buscaron su pene, encontrándolo duro, palpitante, el glande expulsaba liquido preseminal.
    
    Sus dedos envolvieron su verga, masturbándolo con una lentitud deliberada, sus uñas rozaban la piel sensible, arrancándole un gruñido que resonó en el almacén.
    
    —He escrito historias sobre ti, Andrea —confesó Santiago, besándola con una intensidad que era puro fuego, sus labios devoraban los suyos, sus lenguas se enredaban, la saliva goteaba por sus barbillas—. Cada noche, me masturbo pensando en cogerte, en llenarte, en hacerte mía.
    
    Andrea gimió, su mano acelerando sobre su pene, sus nalgas temblaban mientras se inclinaba hacia adelante, apoyándose en un estante, sus piernas quedaron abiertas, invitándolo a entrar en su vagina.
    
    —Hazlo, ...
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