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Aventuras con mi hijastra la excursión
Fecha: 03/11/2025, Categorías: Hetero Incesto Sexo con Maduras Autor: SERRANO V4, Fuente: SexoSinTabues30
... instante antes de aflojarse gradualmente. Un suspiro tembloroso escapó de sus labios, que ahora lucían intensamente rojos, casi carmesí, por la intensa succión. Sus ojos permanecieron cerrados, y una expresión de profundo placer se dibujó en su rostro. En ese instante, una oleada de placer intenso recorrió mi cuerpo. Sentí cómo la tensión acumulada se liberaba en espasmos incontrolables. Mi pene latió con fuerza, expulsando mi semen en pulsaciones cálidas y abundantes hacia el interior de la boca de Astrid. Pude sentir cómo llenaba su boca, su garganta, la textura espesa y caliente inundando cada rincón. Ella continuó succionando con fuerza durante unos segundos más, antes de que mi torrente se volviera demasiado intenso. Con la boca inundada del caliente esperma se le comenzó a desbordarse por las comisuras de sus labios, escurriendo lentamente por su barbilla. Aún con los ojos cerrados, no se apartó y trago con dificultad buena parte, mientras el resto resbalaba por la comisuras de sus labios, dejando un brillo húmedo y lechoso sobre su piel. Con una sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios carmesí, Astrid tomó su teléfono, que estaba en el asiento junto a ella y, aún con mi pene parcialmente dentro de su boca, apuntó la cámara hacia sí misma y tomó varias selfies. En primer plano, capturó sus labios carmesí, aún húmedos y ligeramente entreabiertos, resaltando el rastro brillante del semen. En algunas, Astrid, con la lengua de fuera, lamía el tronco y el glande de mi ...
... pene y, por último, estampó un beso muy tierno en la punta. Astrid guardó el teléfono y se abalanzó sobre mí, abrazándome con fuerza. Su cuerpo pequeño y cálido se apretó contra el mío, y sentí su respiración agitada cerca de mi oído. Sus labios se movieron suavemente sobre mi cuello, dejando pequeños besos húmedos. Justo en ese instante, el zumbido inconfundible de una llamada entrante hizo eco en el silencio del coche. Mi teléfono, que había dejado en el portavasos, vibraba insistentemente. La pantalla se iluminó, revelando el nombre de la persona que llamaba: “Wendy”. Astrid, aún lamiendo los restos de mi semen en sus delicados labios, me miró expectante al ver el nombre de su madre. “Contesta, Papi”, susurró, con voz ligera. “Dile que ya llegamos y que todo está bien. Y luego dile que quiero hablar con ella”. Con un suspiro, deslicé el dedo por la pantalla y contesté la llamada. “Hola, amor”, dije, intentando que mi voz sonara normal. «Hola, cariño,» respondió Wendy con su habitual tono cariñoso. «¿Ya están en casa? ¿Cómo les fue? ¿As está bien?». ”Sí, cariño, ya llegamos. Todo bien por aquí. As… está bien, ocupada con sus cosas”, respondí. “Qué bueno oír eso. Cariño, mi reunión está por terminar, ¿podrías hacerme el favor de venir a buscarme a la oficina? ¿Y compraron la pizza para cena? Estoy hambrienta y me gustaría hablar con As. ¿Me la pones al teléfono?”. “No, cariño, no compramos la pizza. Pensé que ya estaría fría para cuando llegaras. ¿Qué te parece si paso por ...