1. Aventuras con mi hijastra la excursión


    Fecha: 03/11/2025, Categorías: Hetero Incesto Sexo con Maduras Autor: SERRANO V4, Fuente: SexoSinTabues30

    ... la oficina ahora y de regreso pedimos una recién hecha? Y si te apetece, te invito unas cervezas mientras esperamos en lo que llega la pizza a casa.” Mientras hablaba con mi esposa, sentí un movimiento en el asiento. Astrid, con una lentitud deliberada, sobre mis piernas, mirándome directamente a los ojos con una sonrisa dulce y tierna. Entonces, Astrid tomó el teléfono de mi mano y lo acercó a su oído. “¡Mami!”, exclamó con un tono de voz alegre y despreocupado, como si nada hubiera pasado. “¡Hola! Sí, estoy bien. Estaba… descansando un poco por la… excitación de las compras”. Hizo una pequeña pausa, escuchando la respuesta de Wendy. Luego, añadió con entusiasmo: “¡Sí, claro que quiero hablar contigo! De hecho, le dije a Papi que también iré con él a buscarte”. Wendy respondió con un tono de sorpresa y alegría: “¡Ay, qué linda, mi amor! Me parece perfecto. Así me cuentas todo del centro comercial. ¡Los espero!”. Y colgó. Inmediatamente después de colgar, y aún sentada en mis piernas, Astrid se inclinó y me dio un beso tierno en los labios. Fue un beso suave y dulce. Al separarse, sus ojos brillaron con afecto. “Gracias, Papi,” susurró. “De verdad. Me encantó todo lo que me compraste.” “ Y… me encantó mucho pasar tiempo contigo hoy.” Su mirada se detuvo por un instante en mis labios antes de volver a mis ojos, con una expresión que parecía buscar algo más. Llevé mi mano a su mejilla y la acaricié suavemente con el pulgar. “A mí también me encantó pasar tiempo contigo, ...
    ... amorcito hermoso,” respondí, mi voz suave. Me incliné y deposité un beso largo y tierno en sus labios. Astrid se inclinó hacia su mochila, buscando un paquete de toallitas húmedas. Con una delicadeza , se limpió los labios y barbilla, retirando los restos brillantes de mi semen. Sus ojos, aún con esa mirada dulce, seguían fijos en mí mientras realizaba esta acción limpieza. y bajó la mano, apartando ligeramente su falda para limpiarse con lentitud entre las piernas y sus vulva rosada. Pude observar el movimiento suave de su mano mientras limpiaba sus propios fluidos con delicadeza. Una vez que terminó de limpiarse, tomó otra toallita húmeda del paquete y, mirando a los ojos, se inclinó hacia mí y, con suavidad, tomó mi pene entre sus dedos. Deslizó la toallita con lentitud a lo largo de la extensión de mi miembro, limpiando con cuidado la punta hasta el tronco, el resto del semen. Sus dedos se movieron con una suavidad y delicadeza. Dejó la toallita a un lado y, con un movimiento suave, se giró sobre mis piernas, quedando boca abajo. Su pequeña espalda se arqueó ligeramente mientras sus manos se aferraban a mis muslos para mantener el equilibrio. Con una lentitud deliberada, levantó su falda hasta la altura de su cintura, dejando al descubierto la redondez suave y firme de sus nalgas. “Papi,” susurró, su voz apenas audible, “podrías limpiarme aquí también, por favor?” Tomé otra toallita húmeda, sintiendo su frescura en mis dedos. Con una lentitud estudiada, llevé mi mano hacia su ...