1. Aventuras con mi hijastra la excursión


    Fecha: 03/11/2025, Categorías: Hetero Incesto Sexo con Maduras Autor: SERRANO V4, Fuente: SexoSinTabues30

    ... animada conversación sobre la próxima excursión, la ropa y los trajes de baño. Mientras comíamos platicamos, Astrid, con una aparente naturalidad, deslizó su mano bajo la mesa y la metió en el bolsillo de mi pantalón. Al instante, sentí sus dedos moverse entre mis pertenencias, confirmando con un ligero roce la presencia de sus bragas. Una sonrisa apenas perceptible se dibujó en sus labios. Pero no se detuvo ahí. Con una audacia que me sorprendió, sus dedos continuaron su exploración, deslizándose más abajo hasta encontrar mi pene. Su toque, aunque breve, fue directo y provocador. Inmediatamente después, se acercó un poco más, inclinándose ligeramente hacia mi oído, y susurró con un tono dulce pero insinuante: “¿Entonces, me vas a comprar mi propia lencería?”. «¿De qué tanto cuchichean ustedes dos?», inquirió Camila, con la ceja arqueada, observándonos con curiosidad desde el otro lado de la mesa. «Hace rato los vimos agarrados de la mano, cuando Caminábamos por los pasillos Michelle, con una sonrisita que insinuaba segundas intenciones, añadió: «¿Se traen algo entre manos? Primero el saludo súper cariñoso con “besito” y ahora secretitos al oído… ¡Parecen novios!». Astrid retiró rápidamente su mano de mi pantalón, y con una sonrisa inocente, dijo: “Estábamos hablando de los trajes de baño para la excursión. ¿Vamos a comprarlos ahora?”. Michelle y Camila intercambiaron miradas de complicidad. “¡Sí, vamos!”, exclamó Michelle, levantándose de la mesa. “Pero… no tenemos ...
    ... dinero”. “¡Yo tampoco!”, añadió Camila, poniendo los ojos tristes. Astrid, con una mirada tierna, me miró fijamente. “Papá, ¿nos compras a todas los trajes de baño?”. Abrazándome muy cariñosa. “Claro que sí, chicas”, respondí, sonriendo ante su entusiasmo. “Vamos a buscar esos trajes de baño perfectos para la excursión”. Al escuchar mi respuesta, Michelle y Camila se unieron al abrazo de Astrid, rodeándome entre las tres con risitas y muestras de agradecimiento. Michelle, aún abrazándome, levantó la mirada y con una sonrisa dulce pero con un brillo travieso en los ojos, dijo: “Papi, me portaré muy, muy bien… lo prometo”. Las tres chicas, tomadas de la mano y riendo, me arrastraron por el centro comercial, su energía contagiándome. Entramos en varias tiendas de ropa de baño, cada una más colorida y llena de opciones que la anterior. Michelle, Camila y Astrid se lanzaban sobre los estantes, examinando cada bikini con ojos brillantes. Recorrimos casi todas las tiendas del centro comercial, desde las más pequeñas y escondidas, hasta las más grandes y lujosas. Hasta que por fin llegamos a “Intimates & More”, la boutique donde Wendy había comprado su traje de baño. La tienda, con su escaparate lleno de bikinis coloridos y lencería delicada para todas las edades, parecía un paraíso para las chicas. «¡Miren esto!», exclamó Michelle, señalando un bikini turquesa con detalles brillantes. «¡Es perfecto para la excursión!». «¡Y este!», añadió Camila, sosteniendo un bikini rojo con estampado de ...
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