Amigos en la fortuna. Decimoctava parte - Relatos Eróticos

Amigos en la fortuna. Decimoctava parte

... lo había vuelto a memorizar. Aquella mañana, al salir de casa, su pulgar tembló sobre el botón de llamada. No se atrevió. No aún. Pero algo en él se estaba resquebrajando.

Al llegar a Ciudad Sur, se instaló en una residencia policial. Fría, impersonal. Como todo lo que no era ella.

Esa tarde, recorrió los pasillos de la Jefatura como si buscara una versión anterior de sí mismo. Saludó a viejos conocidos, pidió acceso a los archivos que le permitieran seguir la pista de Jacobo, el gemelo desaparecido de Jandro. Ese era su argumento oficial. Pero también era cierto: no había dejado de investigar, aunque Ana no lo supiera.

Más tarde, sentado en un banco frente al río que atravesaba la ciudad, tecleó el mensaje que no se atrevía a enviar:

"Ana, solo quería saber si estás bien. Nada más. —L."

No lo envió.

Lo guardó en borradores. Como tantos otros.