1. Los descuidos de mi hijo p3d0f1lo IV: Unos consejos de su padre, y su primer novio


    Fecha: 05/11/2025, Categorías: Gays Incesto Autor: beagoodboytoo, Fuente: SexoSinTabues30

    ... erección gigante que ya superaba la mía. «De tanto pensar en Benjamín», dijo Max, «no puedo evitarlo.»
    
    Mi lengua se dirigió inmediatamente a la erección de Max, ladeando por la base de su miembro con delicadeza. Sentía la vida que palpitaba en su joven carne, el calor que emanaba, el sabor salado de la excitación. Mi propia verga se erguía al ver la de mi hijo, que ya era mayor que la mía. La envolví con cuidado con mi boca, adorando cada centímetro, cada vena. Max jadeó suavemente, su respiración acelerada en mi oído. Era un sonido que me encantaba escuchar, la evidencia de que lo que le hacía sentía placer.
    
    «Mhh papá. El chico jadeó al sentir la humedad de mi boca. Sus manos se movieron por mi espalda, hasta llegar a mi nuca, presionando mi cara contra su miembro. Era algo que lo hemos venido haciendo por años, pero nunca me aburre. El sabor del precum era delicioso, una muestra de la excitación que sentía al imaginarse con su adorado Benjamín. Con una especie de ladrido, Max hizo notar con fuerza que llegó al orgasmo y me dejó la boca llena de su semen. Me lo tragué con gusto, saboreando cada gota.
    
    «Cada vez tu leche es más rica, campeón. Estás creciendo,» le dije, sonriendo, con la boca aún llena de su semilla. Le di un beso para que probara su propio sabor en mis labios, y su respiración se aceleró. La excitación se desvanecía lentamente, su verga se ponía flácida poco a poco y sus hormonas adolescentes parecían calmarse un rato, aunque sabía que no sería por ...
    ... mucho tiempo».
    
    A partir de aquí, relataré cosas que no presencié, sino que estan basadas en lo que Max me contó después de su noche de romance y pasión.
    
    Al día siguiente, Max invitó a Benjamín a la casa. Se preocupó de cada detalle, con el romance que se le puede dar en secreto a un ingenuo niño que no dimensiona bien lo que está ocurriendo. «Mira lo que tengo para ti, Benjamín,» dijo, con un brillo en sus ojos que no pasó desapercibido. Le pasó una figurita de bolsillo de Bluey. Al tener confianza, Benjamín le confesó una vez que aun le gusta, aunque todos sus amigos dicen que es para bebés. Todo pedófilo sabrá que no hay nada más preciado que el secreto de un niño. Esos secretos que para los adultos son inocentes, pero para ellos sería el fin del mundo si sus compañeritos se llegaran a enterar.
    
    Max sonrió, su corazón se llenó de alegría al ver la iluminación en los ojos de Benjamín. «Esto es solo para ti, Benja. Yo se que te gustan y que no deberíamos decírselo a nadie. Será nuestro secreto,» le dijo, acercando su mejilla a la del niño. «¿Sabes que yo nunca se lo diré a nadie, cierto?
    
    Benjamín asintió con la inocencia propia de su edad, su sonrisa amplia y despreocupada. «Claro que no, Max. Y yo no diré que me das todas esas paletas de helado que me gustan tanto.» (Se imaginarán ustedes a qué paletas de helado se refería).
    
    «Eres un muy buen amigo, Benjamín,» dijo Max, suavizando la transición. «¿Alguna vez has oído hablar de amigos favoritos?»
    
    El niño de ...
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