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Ay, Humberto que rico eres
Fecha: 10/02/2019, Categorías: Gays Autor: Ernesta, Fuente: SexoSinTabues
Humberto me había llamado hace un instante, sus padres no estaban, con la casa a su disposición teníamos que aprovechar la oportunidad, llegué rápido, ingresé a su casa, no tuve tiempo para observarlo como otras veces, pone sus manos en mi cintura y me apoya contra la pared, lo miro ardientemente, una mirada que no puede ocultar lo que ando buscando desde hace unos días con mucha insistencia, mi compañero lo sabe, conoce mis gustos, mis provocaciones o mis indirectas. Estos días no hemos tenido chances para el placer, besa mi cuello primero, luego pasa la lengua, se eriza mi piel, deja una estela húmeda en su recorrido, es el camino del placer, el deseo acumulado amenaza con estallar, debo gozarlo con paciencia, trato de acariciarlo, él me aprieta fuertemente, creo que en esa acción hay una ardiente desesperación, pero lo hace con paciencia y hasta con cariño, coloco mis manos alrededor de su cuello, mientras comienza a besarme, mis labios esperan sus labios, nuestras lenguas juegan en un constante movimiento, mete sus manos entre mis ropas, me acaricia el trasero, aprieta las nalgas con fuerza, bajo mi pantalón para hacérselo aún más fácil, levanta mi polera, muerde mis pezones, lo siento rico, lo deseo demasiado, no creo estar enamorado de él, de la forma en que lo estuve de Carlos, pero no tengo dudas de que me enloquece, quiero entregarle el culo al instante, pero disfruto y lo dejo disfrutar. Me toma de las manos y se ubica detrás de mí, puedo sentir la dureza de su ...
... erección, se ha convertido en una bestia ardiente, separa mis nalgas y mete uno de sus dedos en mi boca, lo chupo como si fuera su pene, lo ensalivo, presiente el destino de aquel dedo mojado, antes de acostarme en el sillón, su dedo se introduce suavemente en mi hoyito, un quejido suave, es un maestro en lo que hace, luego dos dedos en mi boca y la acción se repite, ahora ambos dedos me abren de par en par, me acuesta en el sillón, mientras se desnuda mirándome, mis ojos se concentran en su chuto, un mástil carnoso enorme, lleno de venas, lo espero con ansias. Desde hace un instante ha dejado la suavidad, ahora es brusco, sale el macho primitivo que a veces vive en todo hombre, me excita, es una experiencia nueva, el dolor que me provoca es un atajo al placer. Se monta sobre mí, separa mis piernas como si de una mujer se tratara, arranca mi polera con cierta violencia, me lame todita, es generoso en ese instante, me llena de besos, de deseo y de su cuerpo, seguro ya llenará mi potito, se levanta, me ordena voltearme, mi pantalón a medias entre mi culo y mis piernas queda a su disposición, saca la correa de su pantalón, me golpea suavemente, el miedo al azote me hace saltar, luego un par de más, mi culo goza aquellos golpes, ahora los siento mucho más fuerte, me quejo, le hago saber que soy su hembra y que puede hacer conmigo lo que quiera, sumiso completamente. Termina por desnudarme, muerde una de mis orejas, luego mi cuello, saborea mi espalda, baja hasta mi ano, su lengua ...