Su última adquisición, Cap. 3 - Relatos Eróticos

Su última adquisición, Cap. 3

Capítulo Tres

Por la tarde, una semana después…

Su correo electrónico era simple…

6625 Westerfield St. Segundo piso, final del pasillo

15:00

Espera más instrucciones

El distrito de almacenes que rodeaba el edificio de ladrillo le recordaba al barrio que rodeaba el bistró donde se conocieron. Ante esta primera vista, la rubiakari sintió un cosquilleo en el estómago y una cálida humedad surgió de entre sus muslos. Un viento del sur azotaba las calles vacías, extendiendo una brisa cálida que le provocaba escalofríos intensos que la recorrían por completo. En otra época, el edificio rojo ladrillo habría sido una joya, albergando a algún fabricante más sofisticado entre edificios comerciales más sencillos… no un montón de herramientas y troqueles como el hormigón gris del otro lado de la calle, ni pequeñas piezas de motor como el ladrillo amarillo de la manzana siguiente. De pie en la acera, mirando hacia arriba,kari podía imaginar muchas cosas sobre el pasado de este edificio… pero no podía imaginar qué ocurriría una vez que cruzara el umbral. Ahora, mientras las hojas secas se arremolinaban en la solitaria acera, el viejo ladrillo parecía cansado y temeroso de ser destruido... desvaneciéndose demasiado en el ambiente del Viejo Mundo como para ser atractivo para una renovación. Al menos esa era la impresión que kari tenía en la mente.

Dentro, sin embargo, la realidad demostró ser diferente.

Probó la puerta... con el corazón latiéndole con fuerza. Ya ...

... había pasado por momentos así antes, aunque ahora no lo recordara. Lo que quedaba era un miedo dulzón, una extraña especie de éxtasis que invadía las llanuras desconocidas de su interior. ¿Qué era este lugar en el mundo del siglo XXI? ¿Cómo se haría realidad el mundo de sus sueños sadomasoquistas? Apenas conocía al hombre... solo una recomendación, varios correos largos, que podían ser verdad o mentira, y luego una noche en un bistró y el callejón de atrás.

Los primeros escalofríos de la fantasía resultaron ser los mejores... pero nada se había desvanecido en el misterio y la anticipación que asociaba con este amo y sus planes.

¿Se encontrarían allí a menudo? se preguntó.

Probó la puerta, encontrando el pestillo difícil de abrir, pero con un suave empujón la gruesa madera cedió, abriéndose a la oscuridad del otro lado y a un denso aroma a moho que envolvió sus sentidos. Le recordó a alguna antigua institución de hacía algunos años. Azulejos de cerámica blanca y negra cubrían el pasillo de entrada y sus paredes, hasta la mitad, estaban desportilladas y deterioradas. Su fantasía seguía viva.

Segundo piso… miró hacia la escalera a su izquierda, por la barandilla. La madera conservaba su lustroso brillo gracias a las gruesas capas de barniz, demasiado resistentes para envejecer en pocas décadas. Sus dedos se calentaron al tacto. Curiosamente, la madera no estaba tan polvorienta como debería. Quizás el edificio se usaba a menudo para fines tan indecentes como los ...