-
Mis amigos se comen a mi hija de postre
Fecha: 15/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM Incesto Intercambios Autor: queenxdoll, Fuente: SexoSinTabues30
El domingo aproveche que mi mujer se había ido de viaje para hacer un asado en casa con mis amigos más cercanos del laburo. Mi hija de 18 años había salido anoche y llegado recién a las 10 de la mañana del boliche por lo que sabía que dormiría seguro hasta el otro día que se tenía que levantar temprano para ir a la facultad. Los pibes fueron cayendo a casa mientras yo prendía el quincho y arreglaba la mesa en el patio. Había comprado cerveza y cosas para una ensalada mientras que los pibes se habían puesto de acuerdo para traer el asado. El primero que llego fue Jorge, 58 años y el más viejo del grupo. Después le siguieron Raúl y Nicolás de 40 años igual que yo que como vivían en la misma cuadra venían juntos en el auto de Nico. Por último cayeron Ezequiel de 35 y Mateo de 29 el más chiquito del grupo al que habíamos adoptado como nuestro hijito. Todos nos conocíamos del laburo en el frigorífico. Algunos ya se habían ido a otra empresa como Eze que ahora trabajaba en Coto y Nico que había puesto su propio negocio. Yo era el jefe de ellos en su momento, pero luego me salió un laburo de analista para una empresa extranjera y también me fui. Sin embargo, todos seguíamos siendo cercanos, jugábamos al fútbol una vez por semana, nos juntábamos en la casa de alguno a comer, tomar y fumar y si estábamos para la joda salíamos a algún barcito/boliche por unos tragos, excepto Jorge que se consideraba demasiado viejo para eso. Nuestras mujeres también se conocían y se ...
... llevaban bien, y mi hija tenía buena relación con las hijas de Jorge y Raúl. Los hijos de los otros eran muy chicos y directamente Mateo no tenía ni hijos ni mujer. Todos conocían a Jaz, mi hija. Ella les decía tíos menos a Mateo con el que sabía tenían una especie de histeriqueo que a mí no me molestaba. Jaz era medio así con todos los chicos y nunca concretaba con ninguno. Éramos todo risas y charlas en voz alta. Hablábamos de todo, desde trabajo, futbol, política y nuestras vidas personales. Con cervezas en mano, Jorge haciendo el asado y con rock nacional por los parlantes. Mateo había hecho la ensalada y unas papas hervidas y Eze lo había ayudado a poner la mesa. Cuando estábamos todos sentados, comiendo y conversando a volumen alto, aparece mi hija. Tenía puesto un shorcito de pijama tan corto que dejaba ver los cachetes del culo y era tan apretado adelante que marcaba muy bien los labios divididos de su concha. Arriba tenía puesto un top del mismo color del short, blanco, que marcaba sus tetas y pezones. Tenía el pelo en un rodete desordenado y la cara con sueño de haberse levantado recién, además de tener el maquillaje corrido. -¡Pero mira quien aparece! -le grita Raúl. Mi hija hace una especie de sonrisa que es más una mueca. -¿Por qué están a los gritos? No me dejan dormir. -Son las 4 de la tarde Jaz, no es hora de que sigas durmiendo. -le digo yo mientras me fumo un pucho y ni la miro porque sé lo que puede pasar. -Si sabes que salí anoche, pa. Y ...