-
Esa noche el jefe fui yo
Fecha: 18/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CornerOnTheNet, Fuente: CuentoRelatos
Al llegar al pasillo donde estaba tu habitación me doy cuenta que tu puerta se encuentra entornada. A los ojos de la gente podría parecer cerrada, pero cuando toqué levemente la puerta y cedió corroboré lo que ya pensaba. No sé el motivo de que tu habitación estuviese abierta, lo único que recuerdo es que entré con mucho miedo. No sabía si tú estabas dentro o habías salido para volver en seguida. Cerré la puerta detrás de mí. Eras compañera de trabajo, y además estabas casada, aquello no tenía lógica ninguna. Si me pillabas allí dentro pocas excusas podría haberte dado, pero llevaba tanto tiempo deseándote… sé que para ti yo prácticamente no existía. Era el “niño” de la empresa. Con tus 37 años tan bien llevados no prestabas atención a un pobre crío de 24, pero me volvías loco. Cada día te veía aparecer, vestida tan sensual, con esas faldas que tan bien se te ajustaban al cuerpo, con esas camisas de botones que dios sabe cuántas veces habré mirado intentando descubrir la visión del sujetador a través de tu generoso escote… Por eso me pareció un sueño cuando nos enviaron a los dos como representantes de la empresa a Argentina. Era una convención, nada aparentemente excitante. Más bien aburrido y tedioso. Pero para mí era como un sueño poder compartir contigo esos 4 días… Después de dar 3 pasos por la habitación me di cuenta de que el agua de la ducha estaba abierta… el corazón me latía tan fuerte que lo notaba en la boca. Me descalcé para hacer el mínimo ruido ...
... posible y me acerqué hasta el baño. Estabas cantando alguna canción de Azúcar Moreno o eso parecía. Pude ver tu cuerpo de espaldas a través de la mampara de la ducha. Qué culazo tenías, qué caderas, qué espalda tan bien formada… no podía creer lo que veían mis ojos. Quería salir de allí, sabía que si te dabas la vuelta me ibas a pillar, y conociendo el peso que tenías en la empresa, mi despido sería casi seguro… pero estaba hipnotizado, como ausente, alguna fuerza extraña me empujaba más allá de mi raciocinio… sin darme cuenta comencé a quitarme la ropa. Algo en mi cabeza me decía que aquello era una locura, que debía parar… pero era imposible, te deseaba tanto… Cuando estuve totalmente desnudo me di cuenta de la erección que llevaba. Mis 21 centímetros de polla estaban en todo su esplendor, y el capullo parecía preparado para cumplir su función… me miré en el espejo. Obviamente no tenía mal cuerpo, las horas de tenis y spinning habían modelado un cuerpo bastante bonito, y mis 183 cm de altura lucían bastante bien. Además de esa polla… sé que mi polla siempre ha gustado. Mi ex se volvía loca por ella, no sólo por su tamaño, sino, sobre todo, según ella, por el grosor… y la verdad es que viéndola así debía reconocer que la tenía gorda. Todo eso me envalentonó, así que me fui hacia la mampara con más confianza. Sabía que la torta que me podía llevar era histórica, pero ya nada me paraba, mis deseos de poseerte, de follarte, de hacerte mía aunque sólo fuera esa vez me ...