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Esa noche el jefe fui yo
Fecha: 18/11/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CornerOnTheNet, Fuente: CuentoRelatos
... fuera tu marido, despacio y con tacto. Eras mi puta y quería que lo supieras… Te lo acaricié bruscamente, notaba tu clítoris hinchado, y en ese momento metí dos dedos en tu interior. Creo que por el saltito y el gemido no te lo esperabas… comenzaste a gemir cada vez más fuerte, tu respiración se iba acelerando y yo no tenía intención de que aquello terminara pronto. Te volví a dar la vuelta, bruscamente de nuevo. Te lamía los muslos, iba subiendo haciéndome de rogar. No quería llegar rápidamente a tu coño. Lamí tus ingles. Para ese entonces ya estabas totalmente entregada. Eras una autentica puta, cachonda y dominada por un niñato. Por fin lamí tus labios mayores. Me agarrabas del pelo, me movías la cabeza buscando el mayor placer. Mis dedos volvieron a introducirse y comenzaron a buscar tu punto G. fue obvio que lo encontraron pronto porque de repente parecías poseída, te movías bruscamente, gemías, decías cosas que no podía entender, y sentí que te ibas a correr. Seguí con mi boca en tu clítoris y mis dedos dentro hasta que con varios espasmos te llegó un orgasmo increíble. Te temblaban tanto las piernas que te fue muy difícil mantenerte de pie… Yo no quería esperar más para follarte como un animal… llevaba tanto tiempo esperándolo… Me levanté y te miré directamente a los ojos. No te hizo falta más para entender qué quería: te arrodillaste y comenzaste a chuparme la polla. He de reconocer que se notaba que eras una experta… estaba siendo la mejor mamada de mi ...
... vida, y tus labios eran perfectos, pero si seguías temía acabar ahí. Así que te pedí que subieras. Sin decirte nada, fuiste tu misma esta vez la q se dio la vuelta. Apoyando tus manos en la pared me ofreciste todo tu culo. Yo no dudé mucho y la punta de mi polla buscó la entrada de tu coño. De un solo golpe estaba dentro. Aquello era increíble. Entre el agua que nos caía por todos lados y el calor de tu coño sentí que me moría. Empezamos a follar como perros. Cada vez iba más rápido, y cada vez tú me pedías que te diera más duro, que eras mi puta, que querías que te partiera en dos. Te aplasté contra la pared de la ducha y seguí fallándote a lo bestia. Te tiraba del pelo, te mordía el cuello, te agarraba fuertemente las tetas… te estaba follando como hacía mucho que no lo hacían… Como mismo te la metí, la volví a sacar. Cuando te día la vuelta tu cara parecía que buscaba explicaciones de por qué había dejado de metértela. Estabas salidísima y no querías que parara. En ese momento te subí una pierna y tú te enroscaste en mi espalda. Estaba cargando todo tu peso, estabas agarrada a mí y gemías como una loca, a punto de correrte una vez más. Yo también sentía que me estaba a punto de correr… Decías que te ibas a morir, que te siguiese follando así, que te ibas a correr, que eras mi puta, que no parara por favor… y yo no te hice esperar. Cada vez estaba más encendido, más excitado. Te dije que me iba a correr, que lo iba a hacer a pelo dentro de ella. Aquello acabó de ...